"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Reportaje
Autoescuela Irrintzi, Premio a la Mejor Pequeña Empresa Privada de 2015 de los Ability Award
Accesibilidad al volante
06/03/2015
Blanca Abella
Conducir y dirigirse uno mismo, elegir el camino, puede ser complicado cuando no hay soluciones, apoyos o adaptaciones y la movilidad reducida queda así, reducida. La Autoescuela Irrintzi se especializó hace muchos años en lograr movilizar a todos los alumnos posibles, sobre todo a los que presentaban gran discapacidad. José Mari Andrés, Gerente de esta empresa premiada por los Ability Award, asegura que “hay que ser sensible” y mantiene su empeño en lograr que los jóvenes puedan salir de casa libres e independientes, a estudiar, trabajar o de juerga con los amigos.
En esos comienzos utilizaban mucho los coches automáticos y algunas adaptaciones, pero no llegaban a todo, “llegó un momento en que las grandes discapacidades se quedaban en la puerta, parecía que ya no había más que hacer. Gente con poca fuerza o con serios problemas de movilidad… Si apenas puede andar, ¿cómo va a ser capaz de llevar un vehículo? Pues al final conseguimos que lo lleven y siempre desde la total seguridad en la circulación vial”, explica José Mari.
Las razones de este empeño, de la idea fija que tiene José Mari de lograr que cualquier persona pueda conducir, son simplemente personales: “Muchísimas veces me pongo en su lugar y pienso en estos críos con 20 años que tienen que irse de vacaciones, salir con amigos, salir por la noche y no pueden, tienen que esperar siempre a que les lleven. De esta manera, con su propio vehículo pueden llevar incluso ellos a sus amigos, se van de juerga, se van a trabajar, se van a todo, hacen una vida normal. Recuerdo muchos casos, como aquel que me decía que llevaba toda la vida esperando a que le llevaran al trabajo y ahora que tiene coche es él quien pasa a recogerlos. Hay que ser muy sensible a todos estos temas”.
Un carnet a medida
Hasta la autoescuela Irrintzi, localizada en Basauri (Bizkaia), acuden alumnos de toda España, incluso de Portugal. Ahora mismo tienen un alumno de Lisboa. Así lo cuenta el Gerente de la autoescuela: “Vienen de todas las provincias de España, de hecho de donde vienen más alumnos es de Madrid. Dentro de poco vamos precisamente a Madrid a probar un joystick para un alumno a ver si puede conducir. Nos ha mandado los informes, los hemos estudiado y quedamos con él antes de decirle que sí o que no, le hacemos una prueba de valoración. El proceso es casi siempre similar, los alumnos envían un informe de su discapacidad, sus habilidades… y el equipo de la autoescuela valora todo, a veces se necesitan amplios informes incluso médicos, o sobre medicaciones, por ejemplo. La experiencia aquí es muy amplia y apenas nos equivocamos”.
Y lo ilustra con un ejemplo: “Tenemos ahora un alumno de Zaragoza que no tiene brazos y conduce con los pies, da los indicadores con la barbilla, con el hombro, la cara… nos adaptamos siempre a su movilidad, a lo que ellos puedan hacer. Es una adaptación personalizada, porque aunque sea una misma discapacidad la instalación puede ser totalmente diferente”.
Y también nos acerca a esta realidad Andoni, un alumno muy especial de esta autoescuela. Con 18 años enfermó y le amputaron las cuatro extremidades. Ahora tiene cuatro prótesis y nos cuenta cómo ha logrado conducir: “Tuve que pedir un permiso especial a Madrid para sacarme el carnet de conducir, todo el mundo me decía que no podía hacerlo y estuve un par de años dando vueltas hasta que un amigo me habló de Irrintzi. Ellos vinieron a Baracaldo a hacer su valoración, José Mari me hizo unas pruebas y según me vio, me dijo “venga, al coche”, y yo no me esperaba probar el coche ese mismo día. Dimos unas vueltas por Baracaldo… Cada discapacidad es un mundo y en Irrintzi a cada alumno les adaptan el coche, no hay dos iguales”.
Esa es la clave del éxito y la base de todo, esa sensibilización y dedicación para tratar a cada alumno de manera diferente, especial incluso, para adaptar y hacer las clases a medida. Conscientes además de las dificultades y costes de los desplazamientos y el resto de gastos que deben asumir estos alumnos, en Irrintzi se han organizado para facilitarles el itinerario: “Aquí tenemos hoteles y residencias con los que acordamos precios económicos para alumnos de larga distancia. Con estos hacemos unos cursillos intensivos por la mañana y por la tarde para las clases prácticas y si hace falta teóricas. Les metemos hasta ocho horas diarias para acortar los plazos de estancia. Además, las aulas y ordenadores están adaptados para discapacidad física y para otras discapacidades, por ejemplo, tenemos teclados para los pies, colocados a la altura conveniente…”
Pequeña gran empresa
Irrintzi tiene también un taller porque cuando estos alumnos sacaban su carnet no sabían muy bien dónde acudir ya que no había talleres especializados que entendiesen qué necesidades tenían. Hace ya unos años decidieron crear su propio taller, donde trabajan dos ingenieros industriales, un jefe de taller electrónico y dos mecánicos. Ellos hacen toda la instalación que sea necesaria.
Irrintzi es una pequeña empresa formada por once trabajadores, siete de ellos de la autoescuela y cuatro del taller. Todos ellos son profesionales bien preparados, algunos especialmente preparados: “Otro compañero y yo fuimos hace años, en 2008, a Alemania a recibir clases para manejar el joystick y aquí hemos enseñado a otros dos más”, explica el Gerente. Al final, entre los ingenieros, profesores, incluso los administrativos de esta ‘gran’ empresa, logran que casi todas las personas puedan conducir, conducirse y dirigir su vida con mayor libertad. “Tenemos adaptaciones que no están en ninguna escuela, en toda España, somos pioneros en el joystick y trabajamos con eso, cualquier cosa que necesiten la buscamos”.
Y es más, sus adaptaciones están reconocidas oficialmente, de tal forma que una vez que el vehículo está ya adaptado también cuenta con todas las homologaciones, todo está en regla, no se pierde ninguna garantía del propio vehículo, “es más adquieren mayor seguridad con nuestra adaptación”, asegura José Mari.
“Realizamos adaptaciones completamente personalizadas y estamos especializados en personas con discapacidades muy severas”, afirma con orgullo Iratxe Andrés, del Departamento Comercial de la autoescuela, “son muchos los alumnos y clientes que conducen con Joystick, direcciones servo asistidas, etc….incluso desde la propia silla de ruedas”, explica.
Así lo hicieron con Andoni, que ya conduce su propio coche e incluso se prepara para ser profesor de autoescuela. José Mari se lo propuso tras hablar con él y saber que no lograba trabajo. Al parecer, su discapacidad (cuatro extremidades amputadas y prótesis en cada una de ellas) alarmaba a casi todo el mundo, a pesar de sus capacidades, bien demostradas.
José Mari le ofreció entonces ser profesor y ahora está estudiando, se examinará en abril. El gerente de la autoescuela recuerda su caso, cuando llegó como alumno: “Era un caso complicado pero nos planteamos que había que dar un paso más adelante. Ahí tienes que andar convenciendo primero a los examinadores, luego a la DGT, a los centros médicos… diciéndoles que vengan y vean el coche, que les vean conducir… ese caso inicialmente fue muy complicado pero luego el resultado fue tan sencillo, tan sencillo que te planteas cómo no se ha hecho antes”.
¿Qué se siente cuando lo logras? Una independencia total, dice Andoni. Le ha cambiado la vida. De hecho, con 19 años y el carnet de conducir se propuso lograr lo que no había alcanzado antes de su enfermedad, terminó la ESO. Después estudió un grado medio de informática y con su coche y su título se puso a buscar trabajo. El problema es que no todo el mundo tiene la sensibilidad especial de Irrintzi y “cuando te ven llegar sabes que piensan, uf… les parece demasiado y te preguntan cosas absurdas”, explica Andoni. “Hice prácticas en una tienda de informática y puedo montar un ordenador desde 0, pero cuando vas a la empresa y te ven, ellos piden el mínimo, que es el 33% de discapacidad y cuando llego y les digo que tengo un 85%, les parece demasiado. Y mientras daba clases en la autoescuela hablaba con los profesores y les contaba todo esto y fue José Mari quien me comentó la idea de trabajar aquí, para mí es un trabajo muy apropiado porque no requiere esfuerzo físico, puedo estar sentado y al tener discapacidad puedo aportar también ayuda a otros alumnos con discapacidad, demostrarles con mi ejemplo que se puede”, relata Andoni.
Merecían un premio
Por todo esto, y por lo que no cabe en un breve texto, que es mucho, parece evidente que la Autoescuela Irrintzi merecía estar en los Ability Awards, y recibir el Premio a la Mejor Pequeña Empresa Privada de 2015. El galardón reconoce el trabajo de esta autoescuela por ofrecer a sus clientes las mejores soluciones para que, a pesar de su discapacidad, puedan transportarse con su propio vehículo.
Para José Mari Andrés es un premio importante: “El premio es como empresa, no por el concepto de autoescuela sino todo lo que es la empresa, que no nos ponemos barreras, no ponemos barreras al futuro, simplemente queremos hacer las cosas y se hace sin darle vueltas. Cuando viene un alumno con discapacidad a menudo nos dicen que no pueden, que no es posible, que no, que no. Nosotros les decimos que ya lo sabemos, que no lo pueden hacer, pero que vamos a hacerlo. Y lo hacemos”.
