El programa “Promoción de la Asistencia Personal para Personas con Discapacidad” de la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física, Predif Castilla y León, la Federación Salud Mental Castilla y León y la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León recibió el Premio cermi.es 2018 en la categoría de Mejor Práctica de cooperación asociativa.

 

Con este acuerdo, las tres partes se comprometen en la promoción de la figura de la Asistencia Personal entre las personas dependientes y/o con discapacidad, desde el convencimiento de que se trata de una prestación eficaz para apoyar la vida independiente y las necesidades de estas personas.

 

En enero de 2019, Predif presentó el Manual de formación para asistentes personales, una publicación basada en las 50 horas de formación consensuadas por el Grupo de Trabajo de Asistencia Personal de CERMI, que plantea como objetivo la creación de una herramienta de formación básica con el fin de consolidar la formación adecuada para estos profesionales que contribuyen a la autonomía personal de muchas personas. Se trata de un manual a disposición de todas las entidades que quieran formar a sus asistentes personales

 

 

En la Comunidad de Castilla y León, ambas entidades premiadas por el CERMI, acordaron compartir esfuerzos, tal y como explica el presidente de Predif, Fran Sardón: “La Federación de salud Mental de Castilla y León empieza a dar formación de asistencia personal a personas con problemas de salud mental y somos las dos entidades que iniciamos esa formación en la comunidad y vimos muy interesante la adaptación de la formación a la casuística y problemática de las personas con discapacidad física por un lado y por otro de las personas con problemas de salud mental”.

 

Así, en Predif, junto con el aprendizaje habitual que incluye ese manual común de formación de asistentes personales, ofrece a sus alumnos una enseñanza específica para personas con problemas de salud mental. Y por su parte, en Salud Mental Castilla y León, complementan la enseñanza de sus alumnos, con la formación destinado a personas con discapacidad física. “A la hora de dar esa formación, en Predif dábamos una parte específica con un técnico de salud mental, para que las personas que nosotros formábamos conocieran más de cerca ese mundo y los técnicos de salud mental daban su formación con temática sobre personas con discapacidad física”, explica Sardón.

 

 

De esta manera, todas las personas que reciben formación de ambas entidades entran en una bolsa de empleo común, “y podemos compartir asistentes personales porque en ocasiones nos encontramos con que no tenemos un asistente personal que cumpla el perfil solicitado y ahora llamamos a Salud Mental y viceversa”. Así se logra salir del modelo médico-rehabilitador, afirma el presidente de Predif, “que se sigue empleando cuando se forma a técnicos y sanitarios”. 

 

También lo entiende así Ángel Lozano, gerente de la Federación de Salud Mental de Castilla y León: “Ahí lo que hicimos es avanzar en todo lo que tenía que ver con la promoción de la autonomía personal porque todavía es una prestación muy poco conocida y muy poco reconocida, especialmente por los profesionales de los servicios sociales que son los que tienen que derivar a los usuarios o a las personas en situación de dependencia a esa prestación”. Y en ese avance, con la asistencia personal, según Lozano, “las personas pueden desarrollar sus proyectos de vida en función de sus gustos, intereses, tomando decisiones y equivocándose, como nos equivocamos todos”. 

 

La colaboración de estas entidades se inicia en los procesos de formación, “pero lo que tiene más utilidad en este acuerdo es poder compartir las bolsas de empleo porque en la demanda de asistentes personales, como su nombre indica, cada persona necesita un perfil muy concreto y no siempre es fácil encontrar a la persona que se adapta a sus horarios o a sus necesidades”, afirma Sardón. 

 

En Salud Mental Castilla y León comenzaron con asistencia personal en 2015, “a través de un pilotaje que la junta hizo de los servicios de asistencia personal con diferentes entidades del sector de la discapacidad”. Ellos hicieron ese pilotaje con la asociación de Salamanca y gracias a esto, se realizó un estudio de impacto que publicó la universidad de Valladolid.

 

En 2016 la federación empezó a desarrollar programas formativos “porque nos dimos cuenta de que se estaba generando una nueva figura profesional, entorno a la asistencia personal, y teníamos que poner en marcha programas formativos que capacitara a las personas para desarrollar su trabajo y seguimos la línea de CERMI en el grupo que coordina Fran Sardón”, comenta Ángel Lozano.

 

La implicación fue decidida y pronto contaron con buenos resultados: “En 2016 contábamos ya con 25 personas beneficiarias del servicio y a esta fecha hay 400 beneficiarios del servicio de asistencia personal y unos 150 asistentes personales contratados”, explica Lozano. Las entidades de esta federación han apostado por este modelo de trabajo “porque pensamos que encaja perfectamente en el modelo comunitario de atención a la salud mental y en atender a la persona en las áreas y el lugar donde lo necesite, siempre teniendo en cuenta sus decisiones, gustos, prioridades, o sea la filosofía del asistente personal, modelos flexibles, individualizados, dentro de la comunidad”. 

 

Además, según explica el responsable de Salud Mental, “el asistente personal es una figura esencial en el medio rural, un entorno complejo donde se carece de recursos y redes de apoyo en muchos casos”. 

 

 

Pero la experiencia podía mejorar mucho más y así lo hicieron en Salud Mental de Castilla y León, cuando decidieron convertir todo este proyecto en un compromiso, también, con la inclusión laboral: “Llevamos años pilotando la formación de personas con discapacidad para que puedan trabajar como asistentes personales de otras personas, tenemos experiencias brutales de gente que bajo su propia experiencia y tras un proceso de recuperación y otro formativo, ahora trabajan como asistentes personales y desde su propia experiencia desarrollan esa labor con otras personas que pasan por situaciones que ellos han pasado”. 

 

El proyecto finalmente se convierte así en un generador de empleo para las propias personas con discapacidad, pero su mayor trascendencia, casi, reside en la importancia de “promover y dar visibilidad a la prestación de asistencia personal, para que sea más conocida y reconocida, sobre todo para los profesionales de servicios sociales, que tienen la capacidad de derivar”, insiste Lozano.

 

El proyecto que lideran ambas entidades, y en general la comunidad de Castilla y León, pionera en etse tipo de servicios junto con el País Vasco, atiende a la óptica de los derechos y la filosofía de la Convención de la ONU sobre Discapacidad. La asistencia personal, en palabras de Ángel Lozano, “es una figura muy versátil, flexible y muy alineada con lo que el movimiento de la discapacidad, con el CERMI a la cabeza, está promoviendo, que es la Convención de la ONU, los derechos, el modelo social de la discapacidad, modelos comunitarios de atención, etc.”

 

Afirma este experto, que Castilla y León “es la única comunidad autónoma que está apostando firmemente por la asistencia personal” y que incluso la Administración está apostando por este recurso, “es el futuro de la atención en salud mental y en discapacidad, y este año se está demostrando que los modelos institucionalizados o más residenciales tienen muchos déficits y la asistencia personal, incluso con la pandemia y el confinamiento, nos ha permitido seguir trabajando y prestar apoyo a las personas”.