Reportaje
Colaboración interasociativa
Economías de escala en discapacidad
30/06/2017
Blanca Abella
Tras la crisis, la reducción de ingresos y la necesidad de nuevos recursos, las organizaciones han optado por avanzar en alianzas y ahorrar costes comunes. De la mano de Plena Inclusión y alentando con fuerza su empuje, 78 organizaciones de la discapacidad conforman una central de compras que les ha supuesto ahorros de miles de euros, que se traducen finalmente en un nuevo ingreso que favorece su única misión: la atención a las personas con discapacidad.

La crisis económica que azotó medio mundo y que continúa dejando un rastro indeleble en territorios y personas, ha sido también la inspiradora de grandes ideas, la impulsora necesaria de iniciativas novedosas que lograran optimizar los exiguos y recortados recursos. Así, en el sector de la discapacidad, uno de los más afectados por la crisis y sus políticas de ajuste, las organizaciones han fortalecido sus acciones creando lazos, cooperando y colaborando con un mismo fin.
Algo tan cotidiano como realizar las compras y negociar con proveedores puede convertirse en una fuente de ahorro de considerables dimensiones. Y esta historia comenzaba hace unos años, aproximadamente en 2012. “El proyecto surge de la necesidad de unas entidades con intereses similares y que forman parte de la Federación de
Plena Inclusión Madrid, la idea es sumar entre todos para mejorar la atención a las personas con discapacidad, es un proyecto del movimiento asociativo para generar más eficiencia y compartir la gestión de compras para generar ahorros en los gastos recurrentes”, explica Javier Luengo, director general de Plena Inclusión Madrid.
"El volumen de compras era muy adecuado para crear esa central y las categorías de esas compras eran coincidentes en un 90% en todas las entidades"
Lo primero que se decidió fue elaborar un estudio previo de viabilidad del proyecto. Era ya el año 2013 y los resultados de dicho trabajo demostraban que “todos comprábamos lo mismo, pero de manera muy dispersa, consumíamos cosas muy similares, la atención es parecida, pero teníamos una cantidad de proveedores espectacular, eran unos 800 proveedores para muy pocas entidades, unas 30-40”, asegura Luengo. Efectivamente, según ese estudio había una actividad muy atomizada, los centros eran muy heterogéneos y su gestión muy autónoma. Pero lo que definitivamente les impulsa a unirse en este proyecto es un dato de peso: el volumen de compras era muy adecuado para crear esa central y las categorías de esas compras eran coincidentes en un 90% en todas las entidades.
De 20 a 78 organizaciones

El estudio se hizo con 20 entidades, el proyecto se puso en marcha con 30 y hoy, pasados unos pocos años, ya son 78 entidades (46 de Madrid, 6 de Castilla y León, 13 de Galicia, 6 de Cataluña, 6 de Cádiz y 1 de Aragón).
La central de compras se administra desde la web
www.comprasdiversidad.com y está gestionada por dos personas, que negocian permanentemente con el volumen de todas las entidades, pero entendido como un solo cliente. Las compras que se han podido centralizar con este nuevo proyecto pertenecen a una serie de categorías, como son: telefonía; electricidad y gas; seguros; catering; limpieza; mantenimiento de ascensores… incluso control de plagas.
Y según cuenta Javier Luengo, “en telefonía se ha logrado un ahorro global de un 45%, en catering, un 15% y en seguros, un 25%, por poner varios ejemplos”. Supone un ahorro importante, muy importante, “y si compras un 15 o un 20% más barato, lo destinas a tu misión, tienes más recursos y mitigas, en parte, esa situación de crisis”.
"Una entidad que paga 1.500 euros por los servicios y mantenimiento de la central de compras, a lo mejor se está ahorrando 200.000 euros al año"
A cambio, para mantener este servicio de central de compras, el pago que deben hacer las organizaciones es casi simbólico y está establecido de una manera solidaria, apelando al espíritu que dirige estas entidades. Se paga una cuota anual, simbólica, en función del ingreso que la organización recibe de la administración pública. Por ejemplo, para las entidades que gestionan recursos por más de un millón de euros de la administración, la cuota anual es de 1.500 euros y los que tienen menos de 1.000 euros en recursos, pagan solo 50. El resto de ingresos sigue una proporción parecida. Así, una entidad que paga 1.500 euros, a lo mejor se está ahorrando 200.000 euros al año.
Bueno para todos

La vocación de este proyecto es casi universal, ya que “si es bueno para nosotros y es bueno para otros, ahí está, siempre que sea para una organización sin ánimo de lucro, de carácter social, orientado a colectivos en riesgo de exclusión”, explica Javier Luengo. Están abiertos a la entrada de más organizaciones, de hecho ya conviven en esta central entidades que no trabajan para la discapacidad intelectual, como son
Predif o la
Fundación del Lesionado Medular. “No hacemos difusión ni marketing, es el boca a boca, y al que le resulta útil, tenemos las puertas abiertas”.
A lo largo de todo el estudio y la puesta en marcha del proyecto, los creadores de esta gran idea han estado centrados en la sostenibilidad y eficiencia del mismo, más en eso que en mirar hacia fuera e incorporar a otras organizaciones. Y así lo explica uno de los responsables: “El proyecto pretende ser autosuficiente y sostenible en el tiempo, que se pueda seguir renegociando constantemente y generando más ahorros y ojalá sea más grande porque eso aportará más eficiencia y más valor a las entidades. A más volumen, más ahorro”.
"La riqueza del movimiento asociativo es esa manera de ir juntos en lo que nos une y compartir los valores que entendemos que nos llevan a dar una vida mejor al colectivo”
La clave para Javier Luengo es la vocación de servicio, esa forma de trabajar que identifica a todas las entidades del sector y al final, “la riqueza del movimiento asociativo es esa manera de ir juntos en lo que nos une y compartir los valores que entendemos

que nos llevan a dar una vida mejor al colectivo”. Y este proyecto se basa en esa confianza, en la transparencia en el trabajo y en el compromiso y la solidaridad, pero también en la profesionalidad: “La idea de mantener la calidad era primordial, el ahorro no puede ir a costa de la calidad, no debe interferir”.
Todas esas premisas de trabajo y esos valores, más una serie de reglas básicas que han establecido para todos, son las que han favorecido el éxito de este proyecto: “Un proyecto así requiere un trabajo profesional y serio y se ha hecho con mucho rigor y profesionalidad, no existía nada así en el entorno de la discapacidad, ha sido un elemento innovador que hemos puesto a disposición del resto de organizaciones”, explica Luengo.
El objetivo del proyecto es único, solo pretende generar beneficios a las entidades sin ánimo de lucro del sector social para que puedan atender con más recursos a las personas con discapacidad o en riesgo de exclusión. “No sabemos dónde nos va a llevar, pero estamos muy contentos de cómo van las cosas y los resultados año tras año y esperamos seguir evolucionando, la fórmula se va reinventando prácticamente al día, negociando con proveedores, trabajando con las entidades…”