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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 29 de marzo de 2019cermi.es semanal Nº 340

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Reportaje

El Tratado de Marrakech, cultura compartida

29/03/2019

Beatriz Sancho

Se dice que el Tratado de Marrakech acabará con la "hambruna mundial de libros" sufrida hasta ahora por las personas ciegas, con discapacidad visual y con otras dificultades para acceder al texto impreso, pero sus ambiciones, sus beneficios previstos van mucho más allá. Entre ellos, potenciará la necesaria inclusión social y la mejor empleabilidad de toda esta población con discapacidad, el gran caballo de batalla del movimiento asociativo de la discapacidad, por la autonomía y la inclusión que profiere. Encomiable, por tanto, la labor de este Tratado de Marrakech porque ayudará al cumplimiento de un derecho humano, que no estaba siendo respetado.

Una persona leyendo un libro en brailleSolo contando con las personas ciegas y con discapacidad visual que viven en el mundo, en su mayoría en países en desarrollo y con escasos ingresos, son 285 millones -según la OMS- de seres humanos, quienes pueden beneficiarse del gran objetivo del Tratado de Marrakech: "mejorar el acceso a los libros y otros materiales impresos". Sin embargo, aunque no tenemos datos precisos, a esta importante cifra hay que sumarle, otros varios millones de personas más que, con discapacidad física u otros tipo de dificultades, no pueden sostener o manipular un libro, pero que también pasan hambre informativa y cultural.
 
En el mundo, cada año, de los millones de libros que se publican, se pone a disposición de la población que no puede acceder a textos impresos solo "entre el uno y el siete por ciento del total". Conscientes de la fatal cifra, en 2013 los estados partes de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), y bajo el auspicio de la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con discapacidad, adoptaron el primer tratado sobre derechos de autor basado en los derechos humanos, bautizado como Tratado de Marrakech, para facilitar el acceso a las obras publicadas a personas ciegas, con discapacidad visual, y con dificultades para acceder al texto impreso. 
 
Este tratado entró en vigor el 30 de septiembre de 2016, justo cuando hacía tres meses que veinte de sus Partes contratantes, habiendo reunido las condiciones pertinentes -principalmente introducir excepciones a sus respectivas normas de derechos de autor-, depositaron sus instrumentos de ratificación o adhesión en poder del Director General de la OMPI.
 
Según esta organización internacional, cualquier país puede ratificar el tratado si es miembro de la OMPI, de la UE u otras organizaciones intergubernamentales autorizadas por la 'Asamblea de partes del tratado'. Hasta ahora son 53 las Partes contratantes del Tratado de Marrakech, que engloban a 103 países del mundo, según el último recuento de la propia OMPI. La UE, como parte, lo hizo el pasado 1 de octubre, y casi al mismo tiempo: Japón, Rusia y Moldavia. Sin embargo, entidades muy interesadas en su aplicación efectiva, siguen realizando un llamamiento a otros países para que se unan al tratado.
 
Es el caso de la Unión Europea de Ciegos (EBU). Tras la ratificación por parte de la UE, la entidad insistió a sus miembros a que traspusieran la iniciativa cuanto antes porque, según un convencimiento de su presidente Wolfgang Angermann, además del acceso a 30 millones de personas solo en Europa, el tratado "facilitará no solo el acceso a la cultura y la educación", sino que se convertirá "en uno de los elementos primordiales que permita acceder a la población ciega, con discapacidad visual o que no pueda leer textos impresos, a mejores empleos, así como su inclusión en la sociedad digital y mundial actual".
"El tratado facilitará no solo el acceso a la cultura y la educación, y permitirá a la población ciega, con discapacidad visual o que no pueda leer, acceder a mejores empleos y a ser incluidos en la sociedad digital y mundial actual"
BENEFICIOS DE LA ADHESIÓN Y OBLIGACIONES
 
Un niño con discapacidad visual interactuando con la tecnología accesible de la ONCESi como expone la OMPI, el Tratado de Marrakech tiene un "mismo objetivo y beneficio: el de mejorar el acceso a los libros, las revistas y otros materiales impresos para esa parte de la población mundial formada por las personas con dificultades para acceder al texto impreso", también tendrá efectos positivos concretos en todos los países en los que se aplique, especialmente en los países en desarrollo y los países menos adelantados, "porque en ellos viven la mayor parte de estas personas".
 
Uno de los beneficios que se prevén desde esta organización, y por parte de los expertos, es el "fomento de la sensibilización sobre los retos que afrontan esta población con discapacidad", ya que el tratado promueve el debate y fomenta la sensibilización con respecto a la necesidad de contar con políticas favorables a las personas con discapacidad. 
 
Asimismo, el Tratado de Marrakech posibilitará un "mayor acceso a la educación". Sabiendo que esta desempeña una "función trascendental" en la sociedad, y que su incidencia en la vida de cualquier persona es inconmensurable, el acceso a los materiales educativos en formatos accesibles es esencial para que las personas con dificultades para acceder al texto impreso tengan la posibilidad de aprovechar las oportunidades que brinda la educación.
"El Tratado de Marrakech posibilitará un mayor acceso a la educación, el acceso a los materiales educativos en formatos accesibles, más posibilidades de aprovechar las oportunidades que brinda la educación"
Y, por supuesto, está pronosticado que la eficaz aplicación del tratado logre también la mejora de la inclusión social, además de la laboral, y de la participación cultural de todos estos millones de personas con discapacidad que podrán acceder en igualdad de condiciones a fuentes de conocimiento e información, así como al ocio a través de revistas, libros y periódicos, que además "entretienen, informan y propician la divulgación de cultura local". El tratado también deberá proporcionales el acceso a materiales que les permitan participar en la evolución cultural no solo como consumidores, sino como "creadores".
 
Otro beneficio importantísimo destacado por la OMPI para adherirse al tratado es que favorecerá "un alivio de la pobreza y un aumento de las contribuciones a la economía nacional". En este sentido, explican que el desarrollo profesional individual depende en gran medida del nivel educativo, y que el acceso a materiales educativos contribuirá a la empleabilidad de este enorme sector de la población y a su independencia económica, lo que, sin duda, convierte al Tratado de Marrakech en un "valioso instrumento de lucha contra la pobreza".
 
En este mismo sentido, la OMPI destaca también que conseguir que las obras estén en formato accesible, y ofrecer garantía tanto en la producción y distribución de esas obras, amparados por la legislación nacional de derecho de autor, hará que el tratado "refuerce las industrias editoriales locales y, además, fomente la inversión en las industrias culturales, que no dejan de ser factores esenciales de impulso para el crecimiento económico y el desarrollo".
"La adhesión al Tratado favorecerá un alivio de la pobreza y un aumento de las contribuciones a la economía nacional"
Una persona leyendo en el ordenador en brailleComprobados los beneficios de la ratificación por parte de cualquier país al Tratado de Marrakech, solo dos obligaciones principales se les exigen a los estados partes. Una es prever una limitación o una excepción al derecho de autor a favor tanto de las personas con discapacidad visual y de aquellos que tienen dificultades para acceder al texto impreso, como de las "entidades autorizadas", para que emprendan los cambios necesarios que permitan la reproducción de ejemplares de la obra en formato accesible. 
 
Esto, en palabras de la Unión Mundial de Ciegos (UMC), significa que los países que se adhieran al tratado deben "garantizar" que sus leyes permitan a estas personas con discapacidad, y a sus organizaciones, la producción de libros en formatos accesibles sin necesidad de solicitar antes la autorización del titular de los derechos de autor.
 
La otra obligación de los países que ratifiquen Marrakech es permitir el intercambio transfronterizo de esos ejemplares en formato accesible de conformidad con las excepciones y limitaciones contempladas en el tratado, o por aplicación de la ley. Este tráfico a través de las fronteras es lícito tanto entre autoridades autorizadas como "directamente desde una de ellas a personas de otros países".
 
DOBLE VISIÓN: UN CREADOR CIEGO
 
Para dotar de cierta humanidad a la teoría del Tratado de Marrakech, 'cermi.es semanal' ha buscado una persona ciega en quien se da también la faceta de ser creador. Javier Cuenca, que actualmente trabaja como periodista para Ilunion Comunicación Social, y es además escritor de novelas y cantautor. 
 
"Los libros deberían ser accesibles para todo tipo de personas. Un bien tan preciado como la lectura no le debería ser escatimado a nadie, máxime si tiene una discapacidad", considera Cuenca. Como ávido lector que es, por su ceguera, ha tenido que sortear las barreras de su discapacidad para poder nutrirse de cultura, y se ha valido de la Biblioteca Digital de la ONCE: "Que permite a sus afiliados descargarse libros de manera gratuita de su página web". "Si me interesa alguna obra que no tiene esta organización", atestigua, "la intento encontrar por otros medios accesibles".
"Los libros deberían ser accesibles para todo tipo de personas. Un bien tan preciado como la lectura no le debería ser escatimado a nadie, máxime si tiene una discapacidad"
En su deambular para acceder a la cultura aplaude el periodista la función de las nuevas tecnologías: "Han sido fundamentales para acceder a contenidos de los que no dispone la ONCE en sus fondos bibliográficos. En ocasiones, he recurrido al escaneo de libros cuando no podía encontrarlos en otro formato o los he buscado en la Red para poder leerlos en formato Word o PDF".
 
Una profesora enseña a escribir en braille a un niñoEn más de una ocasión Javier Cuenca no ha conseguido acceder a la lectura de algún libro en particular, y confiesa que uno se siente "incómodo" e insiste en que: "Todos los libros deberían ser accesibles y no plantear problemas a la hora de su localización y lectura, aunque afortunadamente con la tecnología esto ha mejorado bastante".
 
Sin embargo, este avance, especialmente en países más desarrollados y para personas con discapacidad que han podido tener una dilatada educación, "no exime", como dice este autor de narrativa y de canción. "Es evidente que la inaccesibilidad a los textos escritos, a la cultura en general, vulnera nuestros derechos humanos y, efectivamente, en países menos desarrollados puede suponer un problema grave. Hay que confiar en que esas barreras se vayan superando, y este Tratado de Marrakech puede ayudar".  
 
Como autor, respecto a las excepciones que se pide a los países que hagan respecto a sus leyes de derechos de autor para lograr que a estas personas con discapacidad visual y con discapacidad física que no pueden sostener o manipular un libro, accedan a la cultura, también a la información, sin que las organizaciones tengan que solicitar permiso a los autores, el novelista opina que habría que buscar los mecanismos oportunos para no perjudicar a nadie y para que se pueda hacer con normalidad. "No creo que para un autor suponga un menoscabo de sus derechos el hecho de que sus obras lleguen a personas que tienen más complicado el acceso a la lectura". 
 
De hecho, para Javier Cuenca esta accesibilidad de los textos, de las partituras musicales, podría considerarse como una labor social, un acto solidario, una contribución a la inclusión social, laboral, y cultural a la que pueden sumarse los autores porque: "Estamos hablando de personas que no pueden acceder a la información en las mismas condiciones, aunque las nuevas tecnologías ya lo pongan más fácil".
"Es evidente que la inaccesibilidad a los textos escritos, a la cultura en general, vulnera nuestros derechos humanos y, efectivamente, en países menos desarrollados puede suponer un problema grave"
Por su doble perfil para verter declaraciones en este reportaje, el autor ciego está de acuerdo con que cualquiera de sus creaciones musicales como narrativas puedan llegar a cualquier rincón del planeta donde resida una persona con alguna de estas discapacidades, así como de tener la oportunidad él mismo, mediante la aplicación efectiva del Tratado de Marrakech, de recibir todo tipo de libros, textos y también partituras musicales sin restricción de fronteras porque: "Nadie debería quedarse sin leer un libro si quiere hacerlo".
 
EL ABC DE LA OMPI, LA PRACTICIDAD
 
Una persona lee un libro en brailleAlgunos países como Canadá, Australia o Francia, además de haber cambiado su normativa relacionada con los derechos de autor, ya están intercambiándose libros físicamente, tal y como testimonia Francisco Martínez Calvo, técnico asesor de la dirección de Educación, Empleo y Braille. España, aunque el pasado mes de mayo incorporó el Tratado de Marrakech a su legislación para facilitar la accesibilidad de los libros, todavía no se ha puesto en marcha. "La cuestión legal está resuelta, y lo que tiene que hacer la ONCE", aclara el técnico, "es poner los medios para ponerlo en práctica".
 
Por lo visto, esta organización española, entidad autorizada en el Tratado de Marrakech, está barajando dos opciones. "Una de ellas es la de modificar la biblioteca digital que tenemos ahora, y que es exclusiva para los afiliados, abrirla, sin perder seguridad por su puesto, a entidades u organizaciones de otros lugares del mundo para que se bajen libros". "Y la otra", apunta el técnico de la entidad: "Participar también en el Servicio Mundial de Libros del ABC". Aunque, la ONCE "está aún en trámites de firmar el acuerdo con la OMPI para formar parte del ABC".
 
Este servicio ABC, hospedado en la OMPI, es un catálogo en línea que permite a las bibliotecas para ciegos, así como a las organizaciones participantes que prestan apoyo a las personas con dificultades para acceder al texto impreso, denominadas entidades autorizadas, obtener fácilmente el contenido accesible que necesitan.
 
En realidad, el Servicio Mundial de Libros del ABC es lo que respalda verdaderamente los objetivos del Tratado de Marrakech "en su práctica". En él las entidades autorizadas, como es el caso de la ONCE, aportan sus catálogos y pueden solicitar los libros digitales en formatos accesibles que hayan aportado otras organizaciones para complementar así sus colecciones y distribuirlos a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso. 
"El Servicio Mundial de Libros del ABC es lo que respalda verdaderamente los objetivos del Tratado de Marrakech en su práctica. En él las entidades autorizadas aportan sus catálogos y pueden solicitar los libros digitales en formatos accesibles"
En la actualidad, en los países que han ratificado el tratado y ya hayan cambiado sus leyes de derechos de autor, las entidades autorizadas pueden proceder al intercambio transfronterizo de esos libros sin necesidad de solicitar la autorización del titular del derecho de autor. El problema está para los que aún no lo han hecho, porque entonces el ABC debe solicitar la autorización del titular del derecho de autor antes de proceder al intercambio transfronterizo. Es decir, que el salto cualitativo y cuantitativo para los diferentes países que se hayan adherido a Marrakech pasa por el cambio de legislación.
 
"La ONCE, que yo sepa, es en España la única entidad autorizada, aunque, en teoría, cualquier biblioteca pública, por ejemplo, es una entidad. Por tanto, en teoría hay muchas, pero que en la práctica estén haciendo algo, que yo sepa, solo nosotros". Esto significa que muchas personas en España que no sean ciegas o tengan una discapacidad visual, pero sí una dificultad para acceder a textos impresos no podrán beneficiarse en breve, aunque puedan, de las viandas culturales que ofrece el tratado, del beneficio de compartir cultura. ¿Qué pasa con ellas entonces?
 
La ONCE, por sus estatutos, "no puede darles servicio". Pero sí otras organizaciones relacionadas con otras discapacidades. Martínez Calvo se anima, desde 'cermi.es semanal', a alentar a estas entidades a hacer lo posible para ofrecer este servicio a todos sus usuarios que no pueden acceder a textos impresos y disfruten de los materiales accesibles disponibles en el ABC de la OMPI.
"Muchas personas en España que no sean ciegas o tengan una discapacidad visual, pero sí una dificultad para acceder a textos impresos no podrán beneficiarse en breve de los beneficios del Tratado de Marrakech"
Porque, tal y como asegura la UMC, está claro que: "La puesta en práctica del tratado tendrá un enorme impacto en la accesibilidad de las personas con dificultades de lectura de la letra impresa" y piensa que, por ello, el tratado promoverá tanto la producción local de materiales accesibles en cada país, como el acceso a libros producidos en otros lugares. 
 
Dos personas utilizando tecnología accesibleSegún expresa esta organización internacional en su plataforma digital: "Será muy importante para obras en lenguas que traspasan las fronteras nacionales, como el inglés, el español, el francés, el portugués, el ruso, el chino, el bengalí, el indonesio, el suajili, etc." y también, muy especialmente, para los países que, tradicionalmente, no han tenido sólidos servicios para personas con discapacidad. "Esas naciones menos ricas", vaticinan desde la entidad, "deberían beneficiarse mucho por el acceso a amplias colecciones desarrolladas en países con más recursos y más grandes".
 
Y es que más de dos siglos han tenido que transcurrir desde la creación del braille hasta la adopción del Tratado de Marrakech, y como dijo en una ocasión la responsable de Asuntos Europeos de la ONCE y vicepresidenta de la EBU, la española Bárbara Martín, hoy podría decirse que: "Igual que ahora no se concibe el mundo para los ciegos sin el braille, dentro de unos años no se concebirá sin el Tratado de Marrakech". Este quedará convertido en puente ineludible para que millones de personas con discapacidad en todo el mundo puedan abrazar la cultura sin barrera alguna.
 
Por tanto, el Tratado de Marrakech, que proporciona un marco legal crucial para la adopción de excepciones al derecho de autor en los países que carecen de ellas, y crea un régimen internacional de importación y exportación para el intercambio de libros accesibles a través de las fronteras, "deberá empezar a remediar", lo dice la Unión Mundial de Ciegos, "la hambruna de libros de las personas ciegas, con discapacidad visual o que tengan algún impedimento para la lectura de textos impresos". 
 
Aunque "no es suficiente", también, como asegura esta entidad: "Hace falta reclamar la responsabilidad, el deber que tienen las organizaciones no lucrativas, las bibliotecas, las instituciones educativas y los gobiernos para aprovechar estas medidas, y hacer realidad la provisión de los libros accesibles necesarios para la educación, el empleo y la plena inclusión social de aquellas personas de cualquier país que no pueden acceder al texto impreso".
 
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