"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Reportaje
Buenas prácticas en accesibilidad cognitiva
Haciéndose entender
16/09/2016
Blanca Abella
La parte contratante de la primera parte, será considerada como la parte contratante de la primera parte… leían entre risas los Hermanos Marx en una de sus geniales comedias. Sin embargo, reproducían una realidad que a menudo se convierte en tortura, la dificultad de entender una endemoniada letra pequeña. Esa barrera es común a casi todos los ciudadanos, pero hay muchas otras barreras presentes en la vida cotidiana que dificultan la comprensión de señales, indicaciones, lecturas e impiden orientarse en un edificio, utilizar el transporte público, rellenar un documento o entender un programa electoral. La accesibilidad cognitiva se hace cargo de estas barreras, que afectan a personas con discapacidad intelectual, pero también a mayores y un amplio sector de la sociedad. Hoy en día, a falta de un criterio único y una norma específica sobre este tema, se suman sin descanso numerosas iniciativas ejemplares.
Y es que la definición de accesibilidad cognitiva continúa siendo una de las claves en esta materia y por eso la subcomisión del CERMI se centró en primer lugar en ese aspecto, en perfilar qué es la accesibilidad cognitiva. Según el experto de Plena Inclusión, “existen unas líneas generales en cuanto a la señalización, pictogramas e iconos, lectura fácil, wayfinding (sistemas de orientación accesible), navegación web e interacción con máquinas…”. Pero son ámbitos muy diversos, añade, “porque no es lo mismo las soluciones que das al ámbito construido que a la interactuación con una máquina, por ejemplo a la hora de comprar un billete de tren, por eso las iniciativas son muy dispersas, porque el rango es muy amplio y todavía no existe entre los propios implicados una claridad total para poder generar programas o actuaciones más constantes”.
De ahí también la amplia gama de soluciones, proyectos o buenas prácticas. “Desde hace unos cuantos años surgen iniciativas, cada una por su cuenta, no tenemos un núcleo o una actitud de acuerdo”, afirma Cristina Larraz, responsable de Área Arquitectura/Accesibilidad del Ceapat. Aunque se muestra optimista y señala también la iniciativa del CERMI como punto fuerte: “Creo que la situación está mejorando, porque ahora por ejemplo hay un grupo de trabajo en el CERMI que intenta precisamente eso, aunar esfuerzos y ponerlo todo en común. Cada vez hay más conciencia pero también unificación en el trabajo, una visión más en conjunto”.
Desde lo invisible
Tampoco existe una definición clara en el aspecto normativo, o un tratamiento ajustado, como explica Cristina Larraz: “Al ser la accesibilidad cognitiva una parte de la accesibilidad universal a veces parece que sí está contemplado en la legislación, aunque no está observado puntualmente y necesita esa observación, que se mencione y se diga cómo debe ser”.
También hay grupos importantes trabajando en el campo de la lectura fácil, explica Cristina Larraz. En realidad, señala la experta del Ceapat, en todas las áreas de este centro se está trabajando en accesibilidad cognitiva, es decir, en transporte, arquitectura y productos de apoyo. En el caso del transporte, afirma, ya son unos cuantos años de trabajo: “con Metro de Madrid, la EMT, Plena Inclusión, Mayores y muchos representantes de entidades que se reúnen todos los meses durante dos horas en el Ceapat para trabajar por la accesibilidad cognitiva en el transporte”.
Lectura fácil
Y aunque los impulsos sean dispersos y sin mucho acuerdo, cada vez hay más consenso, como afirma Óscar García: “poco a poco va habiendo una cierta estandarización en algunas cuestiones, por ejemplo en lectura fácil existe el sello europeo de Inclusion Europe; en temas de señalización también existen ciertas pautas, hay consenso en el uso de palabras sencillas, en la continuidad en la señalización, en los colores contrastados, tamaño de letra grande, ubicación y coherencia en el sistema, una lógica interna, pero por supuesto, entrando a los detalles es cuando hay diversidad porque no tiene que haber una solución única, tenemos unas determinadas condiciones, unos problemas y los abordaremos con un abanico de soluciones, no siempre daremos una misma solución para un mismo problema porque siempre tendrá particularidades”.
En estos momentos están trabajando en el inicio de la carga y quieren lanzar el diccionario con unas 1.500 palabras. El proceso parte de la redacción de las definiciones, tras la cual hay una primera validación con usuarios. A Continuación, pasa el filtro de Fundeu con un criterio más técnico y luego de nuevo se lleva a cabo una segunda validación con usuarios. Finalmente se publica.
Y en cuanto a la lectura fácil, que es una de las partes fundamentales de la accesibilidad cognitiva, advierte este experto de la necesidad de superar ya las etapas iniciales, y explica: “tenemos que pasar ya de los textos que pueden ser muy simbólicos, como la Constitución o la ley general de derechos de personas con discapacidad, e ir a temas que lleguen más directamente a los ciudadanos, del día a día, por ejemplo, lograr que un usuario vaya a una administración y pueda rellenar un formulario con instrucciones en un lenguaje sencillo, o que las empresas, a la hora de redactar sus contratos masivos (de adhesión en telefonía, banca, etc.) estén expresados de manera más sencilla…”
Como siempre, tenemos mucho camino por delante, pero se va llegando y, lo que es más importante, se cree en ello. La accesibilidad cognitiva no solo beneficia al colectivo con discapacidad intelectual, también es necesaria para las personas mayores y para inmigrantes que no hablan bien nuestro idioma, incluso como comentan los expertos, para cualquier persona, ¿quién no se ha sentido confundido o desorientado en algún momento de su vida?, ¿quién no se ha perdido alguna vez entre pasillos interminables, extrañas indicaciones o letras pequeñas?
