El azar caprichoso ha querido que Alberto Arbide nos dejara el 9 de mayo, el Día de Europa, la Europa ciudadana defensora de derechos que tanto amó y por la que toda su vida luchó Alberto Arbide. Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo nos llevamos el recuerdo de la persona que ha dedicado toda su vida a los demás, desde la sonrisa permanente, la bondad de corazón, la conciliación elegante, la defensa firme de valores bien asentados, la grandeza de alma, sobre todo.

 

Se ha ido el esposo, padre y abuelo permanente baluarte de su familia, el activista defensor de derechos, el portavoz de las familias…sobre todo se ha ido el amigo que siempre estuvo ahí, en los momentos gratos y en los difíciles, en los primeros albores del CERMI, en los momentos de dudas y vaivenes, defendiendo esa unidad que ha hecho fuerte al sector. 

 

Su recuerdo permanecerá siempre en las muchas ciudades europeas donde defendió una Europa más cercana a las personas, en la ofrenda al Apóstol Santiago en el Año Jubilar de 2004, entre las olas del mar bravo que se ve desde el Club Náutico de su amada ciudad.  

 

Su recuerdo nos acompañará siempre, gracias, Alberto.