
"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Activista
El activista más innovador en inclusión
26/04/2019
Beatriz Sancho
Encorsetado por los 140 caracteres de la red social Twitter, el activista de la discapacidad Antonio Tejada se define a sí mismo como: “Maestro que educa en equidad. Periodista que denuncia la injusticia social y visibiliza minorías. Investigador que demuestra otra realidad posible”. Sin embargo, este refinamiento en la síntesis, contrasta visiblemente con su generoso currículo, con su inagotable palmarés, y con las extensas capacidades que ha demostrado en el mundo académico, en el de la defensa por los derechos y la inclusión plena de las personas con discapacidad, y en el empoderamiento personal que ha conseguido viviendo su vida, y trascendiendo la exclusión y el miedo.
“Aunque parezca que no va contigo, como me ocurría a mí, siempre está ahí. Presente. Dispuesta a aparecer en cualquier momento. No tanto desde ti, sino por ciertas personas que te rodean”, relata el activista granadino a cermi.es semanal. Para él las barreras arquitectónicas o de la comunicación, hacen aflorar la discapacidad, y las barreras sociales también. Y asegura que estas últimas son “mucho más crueles”, ya que suelen meter el dedo en la llaga. “De hecho, con más asiduidad en edades tempranas”.
Aunque tuvo la suerte de ser educado por sus padres y hermanos en un ambiente de “gran normalización” donde se intentaba siempre que la discapacidad no fuera un condicionante y pasara desapercibida, confiesa Antonio que para él es absolutamente cierto que la sociedad, de vez en cuando, se “esfuerza” por hacerte sentir “discapacitado”. Recuerda el también profesor universitario que cuando apenas contaba con seis o siete años, de vez en cuando, algún compañero de colegio se asustaba al verle y salía corriendo, y que le insultaban llamándole “mano chica”.
Su exclusión continuó en la pubertad, edad en la que dice que somos capaces de superar los “niveles de crueldad” de la infancia, pero donde “la mala leche” e incluso “la maldad” es más “consciente y premeditada”, como demuestra que algunos amigos utilizaban su discapacidad para quitársele como contrincante ante la chica que a varios les gustaba.
Sin embargo, de todas estas vicisitudes Tejada ha sabido entresacar lo mejor: el empoderamiento fruto de ellas, la capacidad no muy corriente para tomar continuamente decisiones en frío y en caliente, la adquisición de una resiliencia inquebrantable por el hecho de verse, desde el mismo día en que nació, frente a innumerables “pruebas de superación y de adaptación” a su entorno.
Su discapacidad, para quién se lo esté preguntando, es la provocada por el Síndrome de Poland (subdesarrollo o ausencia del músculo pectoral mayor en un lado del cuerpo), que, según afirma, es solo una parte del 66% de la discapacidad física y orgánica que tiene certificada de nacimiento, pero a la que se unen otras situaciones “discapacitantes”, y sin valorar, como el tumor en la rodilla con riesgo de amputación que marcaría un antes y un después en su vida como luego veremos; o aquel golpe en la cabeza que le provocaría vértigos crónicos y pérdida de equilibrio permanente, o la detección de una hiperdensidad considerable en el interior del “canulete de la médula a la altura de la C5”, por mencionar algunas.
Sin embargo, el mazazo más grande de toda su vida, lo confiesa el activista, es su sentimiento de “orfandad absoluta” cuando perdió, en menos de un lustro, primero a su madre (2000) y después a su padre (2005) siendo él aún muy joven. “Eso sí que me hizo tambalear y estar unos años intentando encontrarme para saber quién era, qué quería y dónde quería estar”. Estas trágicas pérdidas, no obstante, fueron el detonante de que naciera ahí “el Antonio Tejada activista y descarado, sin miedo a absolutamente a nada, que hoy todo el mundo conoce”.
DEL DUELO AL ACTIVISMO
El día de su cumpleaños se levantó de la cama y, de pronto, se calló al suelo. Esa misma tarde iniciaría una intensa travesía que comenzó con un diagnóstico de cáncer en la rodilla con riesgo de amputación –era 2009-, y daría paso a 18 meses “muy duros y nada fáciles” para Antonio Tejada, pero que se convirtieron en “un punto de inflexión en su vida”, en “una nueva trama de la película”, que si bien habría de acompañarle ya toda la vida, fue lanzadera para su conversión irrefutable en un comprometido activista de la discapacidad.
Ante tamaña encrucijada vital, el activista no tenía claro qué iba a hacer, ni a qué se iba a dedicar. Solo supo después, dentro, muy profundamente, que quería hacer el bien a través de su trabajo y mejorar la sociedad. “Quería que mis procesos profesionales sirvieran para garantizar una mayor calidad de vida de la gente, en este caso, para las personas con discapacidad”, porque, en ese momento –y aún ahora-, se sentía muy orgulloso y feliz de pertenecer a este grupo poblacional. Se dio cuenta de que se tenía mucho por reivindicar, pero también mucho por hacerse porque “estábamos –y aún lo estamos en muchas facetas de la vida ordinaria-, totalmente excluidos de los procesos participativos”.
EMPRENDIMIENTOS IN(EX)CLUSIVOS
Desde entonces, el activista por la discapacidad se involucró en números proyectos y acciones para reivindicar la igualdad de las personas con discapacidad en diferentes ámbitos de la vida, “principalmente en los que no había posicionamiento de otras organizaciones o compañeros” como el de emprendedores con discapacidad (autónomos y empresarios), el de investigadores con discapacidad, la comunidad universitaria con discapacidad, los artistas con discapacidad (los que viven de sus creaciones artísticas), etc. Hasta le bautizaron como “el activista más innovador en inclusión”, por la cantidad de acciones novedosas realizadas que “han conseguido un cambio y transformación social real, tanto a nivel normativo como de otras cuestiones”.
Antonio Tejada fundó la Asociación Española de Emprendedores con Discapacidad con su famoso ‘Sí Podemos’; creó el laboratorio-observatorio de investigación y acción de ‘La Ciudad Accesible’ que, a día de hoy, se ha convertido en un referente a nivel internacional por la realización de múltiples acciones de reivindicación, la creación y producción técnica y científica, la divulgación y puesta en valor de la igualdad a través del diseño inclusivo, y la participación de todas las personas en cualquier proceso. Con esta iniciativa, incluso, ha logrado una participación muy activa en acciones concretas como: ‘el puente de la Fuente de la Bicha’, que le llevó a estar dos años sin afeitarse la barba, la creación de la Escuela Internacional de Accesibilidad, la participación en seminarios y formaciones específicas sobre diversidad, etc.
Tejada asegura que siempre ha puesto la investigación, el I+D+i y la producción científica, al servicio de las personas con discapacidad y de su inclusión en la sociedad “ordinaria”. Además, es de la opinión de que las personas con discapacidad: “No podemos reivindicar sin más”, sino que ay que demostrar a la ciudadanía, con datos, que otro mundo y otra realidad para las personas con discapacidad “es posible”. Pero no solo, anuncia que: “No vamos a parar hasta alcanzarlo, porque es nuestro momento”. Para Tejada el presente y futuro de las personas con discapacidad está en juego, pero sabe que, por eso mismo, “no vamos a desaprovechar esta oportunidad”.
Sin embargo, según Tejada, para ser activista es clave no vivir de la causa que uno defiende, sino vivir por y para esa causa, ya que si dependes económicamente de ello, será mucho más fácil hacerte flaquear o cambiar la mirada de sitio en un momento determinado. El activismo, puntualiza quien lo encarna, “te tiene que costar dinero, tiempo e incluso felicidad, ya que estamos hablando de cambio y transformación social, y siempre hay un proceso doloroso y de sufrimiento cuando se conquista la libertad e igualdad porque nunca te lo ponen fácil”.
“No es oro todo lo que reluce”, concluye este emprendedor, y hay que ser “un poco mecenas” de la inclusión si de verdad se quieren cambiar las cosas. Para financiar la reivindicación, la lucha social, la conquista de la verdadera inclusión, etc., se necesitan recursos de todo tipo y estos, el activista lo sabe, no vendrán precisamente de lo que queramos cambiar o mejorar. De ahí que rubrique su convicción, otra vez, de que “hay que luchar desde dentro, no desde fuera, desde la política, desde las instituciones públicas, desde los diferentes ámbitos de la sociedad”.
SIEMPRE AUTÓNOMO
Desde que en 2005 Antonio Tejada se diera de alta como autónomo, salvo un “pequeño parón” durante el que trabajó por cuenta ajena, ha sido siempre administrador autónomo de los diferentes proyectos empresariales que ha puesto en marcha. En los últimos tiempos, la vocación emprendedora la ha compaginado con la labor profesional investigadora y docente en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Si bien los sectores donde profesionalmente se ha desarrollado siempre están muy vinculados al mundo del marketing, la comunicación, etc., desde 2012 sus proyectos quedan muy relacionados con el desarrollo estratégico de la accesibilidad, la inclusión y la igualdad de oportunidades a través del diseño en todas sus vertientes, así como en la implementación tangible de criterios sostenibles y accesibles que mejoran la calidad de vida de las personas y evitan situaciones, productos, entornos, bienes y servicios excluyentes y discriminatorios.
Y es que Tejada está viviendo un momento personal de madurez donde tiene muy claro que debe comenzar a reivindicar “el cumplimiento de los derechos de las personas con discapacidad y nuestro espacio de participación y normalización”. Eso sí, “desde dentro del sistema”, incluido en la sociedad actual, en sus canales convencionales laborales, políticos, sindicales, etc., porque desde fuera: “Siempre nos costará más asaltar el castillo”.
Su propósito actual es lograr este objetivo desde dentro porque cree que será más fácil hacer llegar “nuestros mensajes y transformar socialmente nuestro entorno” para que “las personas con discapacidad podamos afirmar que, por fin, vivimos plenamente en inclusión con las mismas oportunidades que el resto”.
En este momento, el talentoso emprendedor está ultimando la quinta edición de la “pionera” guía, a nivel mundial, de la ‘Semana Santa Accesible’, personalizada en la ciudad de Granada porque está declarada como ‘Fiesta de Interés Turístico Internacional’. Su objetivo con esta guía es universalizar una celebración como es la Semana Santa y hacerla llegar a todas las personas.
Sin embargo, el proyecto en el que está más involucrado actualmente es precisamente el último, y que bajo el título de ‘Política e Inclusión’ se trata de un “movimiento a nivel internacional” nacido desde el sector de personas con discapacidad, que pretende la nada desdeñable y justa conquista de una mayor participación de las personas con discapacidad tanto en la vida pública como en la política activa, puesta al servicio del pueblo.
Esta iniciativa, por lo visto, engarza con otra llamada ‘inclusiveROOM’, que se ha convertido en la única consultora a nivel internacional especializada en Marketing Político de Estrategias Electorales Accesibles y Comunicación Política Inclusiva. Se crea para que ninguna persona quede excluida de los mensajes, acciones y políticas activas, y para ello ofrece “unos pioneros e innovadores” servicios profesionales a partidos políticos y diferentes administraciones públicas y gobiernos, tanto a nivel local, provincial, autonómico, nacional como europeo.
Estar en la lista, para Tejada, significa algo muy importante: confirmar que es posible la participación en igualdad de las personas con discapacidad en la sociedad ordinaria, romper los techos de cristal no solo para uno mismo sino para el resto del sector poblacional, y demostrar, en resumen, que podemos y que es posible.
Desde la sabiduría adquirida existiendo, con sus capacidades y su discapacidad, Antonio nos recuerda que la Economía, sin duda, debe cambiar y trasladarse a un ámbito más social, mediante el diseño de procesos que no excluyan a nadie y que permita convivir el beneficio económico con el respeto y cuidado de los grupos de ciudadanos más desfavorecidos y vulnerables.
Es por ello normal que Tejada se sienta tan orgulloso de su labor vital porque, ciertamente, está demostrando con sus iniciativas y su activismo, en primera persona, que tanto en los procesos como en los resultados, tanto en los productos como en los empleados, una Economía más humana sí es posible.