15º aniversario del CERMI
El CERMI y el enorme valor del asociacionismo
Por Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo
06/06/2012
El 3 de diciembre de cada año se celebra el Día Internacional y Europeo de las Personas con Discapacidad y el del año 2007 tuvo un especial significado porque aquél fue, además, el Año Europeo de la Igualdad de Oportunidades para Todas las Personas. Aquel día, además, se ratificaba la Convención de Naciones Unidas sobre derechos de las personas con discapacidad y, tras ese trámite, la Convención entraba a formar parte de nuestro Derecho Positivo. Ese día, el 3 de diciembre de 2007, yo era ministra de Educación y Ciencia...
...y asistía a la entrega de los premios CERMI en su VI edición. No era mi primer contacto con el CERMI, pero sí quizás la primera vez en que tenía ocasión de felicitar a la organización en público por muchas razones.
La primera por su largo e incansable trabajo en favor de las personas con discapacidad, pero también por poner de manifiesto el papel y el enorme valor del asociacionismo. En pocos sectores de nuestra sociedad resulta tan evidente el empuje de la voluntad de asociarse para defender y luchar por un objetivo como en el mundo de la discapacidad. Es el primer reconocimiento que debemos al CERMI: el de la eficacia de la labor constante, incansable, por encima de las coyunturas fáciles o difíciles; el esfuerzo por mantener estrechos los lazos que unen personas, grupos, aficiones y vidas tan dispares como las que agrupamos bajo esa palabra de la “discapacidad”. Una diversidad que, como todos sabemos, en este sector de la sociedad como en cualquier otro, exige mucha prudencia, mucho tacto, mucha voluntad tolerante. En resumen, quienes han sido capaces de mantener vivo el CERMI lo han hecho porque han tenido muy claro cuál era el fin prioritario.
Esa finalidad primera, por encima incluso de la protección y ayuda a las personas concretas, ha sido, creo yo, la de difundir y defender una nueva concepción social de la discapacidad, una visión diferente de las personas con discapacidad, una visión que insiste sobre todo en su misma dignidad como personas, en su igualdad de derechos, y en la afirmación de sus capacidades. El CERMI ha contribuido de manera decisiva a hacer visible la discapacidad para el conjunto de la sociedad, a explicar que las personas con discapacidad son en primer lugar eso: personas. Con todos sus derechos y toda su dignidad. Sin ellos, la sociedad no está completa.
Lo dije así en aquel primer acto público al que asistí con el CERMI y lo he repetido siempre que he tenido ocasión, porque es la lección más importante que aprendí de mi contacto con la discapacidad. La educación es el principio de la igualdad de oportunidades, el principio de la libertad, y por eso conocí lo que era el CERMI cuando estaba en el Ministerio de Educación y Ciencia. Porque el CERMI peleaba para hacer del derecho a la educación un derecho de verdad para todos y entre esos todos estaban también, por su puesto, las personas con discapacidad. De educación y de muchas otras cosas seguimos hablando cuando me convertí en Ministra de Educación, Política Social y Deporte, y mis contactos con CERMI se multiplicaron. Como tal acudí a la siguiente entrega de los premios, en diciembre de 2008, y volví a insistir en lo mismo.
Mientras tuve a mi cargo las políticas sociales, me correspondió continuar el desarrollo de la ley conocida como la “ley de la dependencia”. De la mano de las personas con discapacidad aprendí que el nombre real de aquella ley era “Ley de promoción de la Autonomía Personal y de Atención a las personas en situación de dependencia”, y que no podía olvidarse que el objetivo esencial era promover la “autonomía personal”, es decir, brindar todas las posibilidades de desarrollo autónomo a las personas, y que lo de la dependencia era una “situación” en la que cualquier persona podía encontrarse en algún momento de su vida.
Por todas estas razones, a Mario García, que era presidente del CERMI cuando me convertí en Ministra, y a Luis Cayo Pérez Bueno, que le sucedió, toda mi gratitud. A ellos y a todos los que con ellos han hecho y siguen haciendo posible la existencia del CERMI. Gracias en nombre de la sociedad española.... y MUCHAS FELICIDADES por estos 15 años.
Por Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo, exministra de Educación y Ciencia (2006-2008) y exministra de Educación, Política Social y Deporte (2008-2009)
