Tras muchas décadas de lucha, las organizaciones ecológicas celebran la existencia de esa agenda verde, pero conocedores de otras realidades, entienden también que “lo verde, si no es social, no es verde”. Así lo asegura en este conversatorio que modera José Manuel González Huesa, director de cermi.es y director general de Servimedia, el director Asociado de transición justa y alianzas globales de Ecodes (Fundación Ecología y Desarrollo), Mario Rodríguez. Afirma con convencimiento que le cambiaron el ‘chip’ después de décadas trabajando por la lucha ambiental.

 

“Antes de estar en Ecodes, cuando estaba en Greenpeace, me di cuenta de que lo verde implica un cambio de concepto, de sistema, no solo un cambio tecnológico, y por lo tanto lo verde, si no es justo, equitativo e inclusivo, no tiene sentido”. Explica este experto, que el Pacto Verde de la UE habla de la transición justa, pero asociada al ámbito económico, y de ahí salen debates como la pobreza energética: “Pero se queda corto, nosotros creemos que hay que incluir en el debate otras voces, hay que hacer alianzas transversales, que no separen esos conceptos, lo social y lo verde deben ir conectados intrínsecamente, si no hablaríamos de un mero cambio tecnológico”, explica Mario Rodríguez. 

 

 

Un elemento muy importante de esta alianza que se está tejiendo entre el sector de la discapacidad organizada y Ecodes es que ambos ponen el foco en la ciudadanía, que incluye a las personas con discapacidad: “Desde el CERMI tenemos plena conciencia de que los seres humanos, las sociedades, los estados, no somos administradores del planeta Tierra, somos una parte de él”, afirma Gregorio Saravia, delegado de Derechos Humanos y para la Convención del CERMI. Destaca en ese sentido, ese punto de confluencia de CERMI con Ecodes, como lo tiene también el CERMI con los ODS y la Convención de la ONU sobre Discapacidad. 

 

Continúa su intervención el representante del CERMI asegurando que “esta alianza tiene que ver con una cultura para la sostenibilidad, con el hecho de que la transformación social tenga que estar centrada en el bienestar de las personas en general y de las personas con discapacidad en particular”. Y añade más puntos de confluencia con Ecodes y la Agenda 2030, como es “un nuevo modelo de ciudad más digna, más saludable, accesible y respetuosa con el medio ambiente y con los derechos de las personas con discapacidad; la promoción del consumo y la producción responsable y el derecho fundamental a la movilidad de las personas con discapacidad, porque el CERMI defiende un modelo de movilidad decente, que asume y pone en activo lo social, incluyendo la accesibilidad universal, la usabilidad y la asequibilidad... que vaya más allá de lo puramente ambiental”.

 

 

En esta búsqueda de alianzas por la sostenibilidad, la guerra de Ucrania marca un escenario nuevo, pero muy incierto, tal y como reconocen los participantes en este conversatorio. El miedo a la escasez de alimentos, o de energía, puede hacer que el avance en la transición ecológica se acelere, pero también puede que no ocurra, aunque este conflicto demuestra la necesaria apuesta por las renovables. En el caso de la alimentación, ha quedado claro que los países en guerra son el granero de Europa, incluso del mundo, “lo que demuestra que la globalización que hemos vivido en las últimas décadas nos ha hecho muy vulnerables ante conflictos de este tipo”, señala Mario Rodríguez. Por eso, señala, “el pacto verde es una oportunidad para repensar el sistema y buscar equilibrios de equidad social”. 

 

Para Ecodes, el concepto verde tiene incluida la equidad social en un sentido amplio y creen que el actual gobierno tiene ese enfoque social, pero no debe ser un enfoque social convencional, sino que debe tratar de extenderse a otras voces y realidades y empezar a incluirlo en la agenda para visibilizarlos. “Hay que intentar que estén en la agenda y que haya fondos next generation destinados a esto; es decir, si se está subvencionando con un Perte la movilidad eléctrica, que se incluya la accesibilidad de todos los ciudadanos a esa movilidad sin un coste adicional, o con un coste cubierto por todos los ciudadanos europeos”, advierte el responsable de Ecodes.

 

En cualquier caso, según señala Pilar Villarino, directora ejecutiva del CERMI, “estamos caminando a una situación de pobreza energética y alimentaria y, como siempre, quienes se van a ver en peor situación son las personas que están al final de la fila, entre ellas las personas con discapacidad”. A su juicio, esta alerta debe tratarse de alguna manera durante la presidencia española de la UE en el segundo semestre de 2023, una oportunidad política que también servirá para luchar por una Europa más social. 

 

Hace unos días, precisamente, el CERMI y el EDF se reunían en Madrid y lograban abordar esta presidencia con la directora de la oficina de Moncloa encargada del semestre español, “y le trasladamos que queríamos una presidencia social, que no quedase solo en una Europa económica donde lo más importante parece ser solo lo digital y lo verde, olvidando a lo social, porque lo verde si no es social, no es verde y lo digital, si no es social, no tiene ese carácter transformador”, sentencia Villarino. 

 

El CERMI alberga grandes expectativas en la presidencia española, “pues hemos visto bastantes avances en presidencia previas, 2002 y 2010, esperamos que sea así también en la gestión de ese pacto verde”. Tras esta declaración, el representante de Ecodes afirma: “En el concepto de pacto verde no está recogido de manera explícita la discapacidad, pero hay margen para que lo esté, en ese concepto de lo social y la transición justa, aunque de momento tiene un enfoque necesario, pero viejuno, que es el económico, pero hay margen para trabajar ahí”. 

 

En las últimas intervenciones, se apuesta también por incluir en esta alianza por un pacto verde inclusivo a las organizaciones que representan el mundo rural, y según Mario Rodríguez, el proyecto conjunto en el que trabajan, “es muy transversal, muy completo, pero muy bonito porque incluimos el mundo rural como un espacio olvidado”. Y añade: “Hay que escuchar mucho a la gente que vive en el medio rural, organizaciones y plataformas que dan una perspectiva diferente, como me pasó con el CERMI hace años; creo que hay que incluirlo pero sin paternalismos, tienen que estar en la agenda y que accedan a los espacios de decisión y dejar de tratar el mundo rural como una especie de marco temático, porque son claves para la alimentación, para la generación de energía, para el suministro de agua, para el aire que respiramos, para la biodiversidad, son claves para muchas cosas pero deciden poco sobre esto”.

 

Finalmente, Pilar Villarino se muestra esperanzada en que este tipo de alianzas, tan necesarias, tengan su réplica en el espacio europeo, que sea “un modelo a seguir”.