Sus respuestas son firmes y convocan a todo el movimiento de la discapacidad, expresándose en plural, “¿quién mejor que nosotros mismos para reivindicar?”. Pero entre tanta lucha que asume, su principal motivo se detiene en las mujeres con discapacidad intelectual, “me gusta luchar por los derechos de las mujeres, que estemos empoderadas, pero sobre todo el colectivo de mujeres con discapacidad intelectual, para que más mujeres den un paso adelante y se hagan visibles, participen y tengan voz, pero es complicado por la sencilla razón de que esta sociedad que tenemos todavía no ha dado el paso de darle la oportunidad a las mujeres de estar en esos sitios”.

 

Con 35 años tiene ya una amplia experiencia como activista de la discapacidad y su buen trabajo le ha llevado a representar a las mujeres con discapacidad intelectual en diferentes responsabilidades: como miembro de la Junta Directiva de Plena Inclusión España, del Grupo de Apoyo a la dirección (Gadir) de Plena inclusión España, del Equipo de líderes de Plena inclusión España y como miembro del Patronato de la Fundación CERMI Mujeres. Y desde hace apenas un mes, también como miembro del Comité ejecutivo del CERMI.

 

La importancia de esta representación es evidente, y ella misma lo explica con energía: “Para que las personas con discapacidad seamos visibles tenemos que estar en los sitios donde se toman las decisiones y reivindicar nuestros derechos, pero tenemos que ser nosotros, además de nuestras familias y los profesionales, que están apoyándonos, porque, ¿quién mejor que nosotros mismos? Nadie va a saber mejor que nosotras cómo nos sentimos”. 

 

 

Estos días recuerda con cierta nostalgia sus comienzos en estas lides, cuando temía que sus palabras no fueran entendidas o apreciadas, o incluso sufría por si “metía la pata”. Pero no fue así: “Cuando empecé en el grupo Gadir me preguntaba a mí misma, ¿y si digo algo que no tiene nada que ver? Luego me di cuenta de que es importante que sepan lo que opinas y si te equivocas te ayudan... por eso tenemos que creernos que podemos hacerlo, que tenemos ese poder, que nuestra opinión es igual de válida que la de cualquier otra persona, es muy importante”. 

 

Además, no se siente sola, su voz viene respaldada por un equipo que está siempre detrás, incluso a su vera: “Cuento con un gran equipo, el de la confederación Plena Inclusión, que me está apoyando en todo lo que necesito y el equipo de mi federación en Extremadura, que siempre me apoya”. Gracias a eso Maribel siente más seguridad en sus intervenciones, como ocurría recientemente, cuando se reunía con los partidos políticos para explicarles en qué consiste la accesibilidad cognitiva. Su primera reunión fue con Unidas Podemos y tuvo que superar los nervios lógicos del estreno, pero en la segunda, con representantes del Partido Popular, donde ya participó como miembro del Comité ejecutivo del CERMI, asegura que estuvo muy tranquila y a gusto, incluso le propusieron organizar una charla sobre accesibilidad cognitiva en un futuro cercano. 

 

Explica que estos encuentros donde se la ve y se la escucha, donde la conocen, “son importantes por el hecho de ser visible” y, una vez superada su primera sensación de vértigo, reconoce que le queda tan solo algo de inquietud: “Ahora tengo muchas inquietudes, no es miedo, es inquietud sobre cómo va a ser el encuentro, quiénes van a estar y los temas que se van a tratar”. En cualquier caso, la inquietud normal que podría tener cualquier persona ante situaciones novedosas.

 

 

Si hay algo que preocupa a Maribel Cáceres con mayor intensidad es la situación de maltrato que tienen que soportar muchas mujeres con discapacidad, “sobre todo las mujeres que están siendo víctimas en sus casas, que viven con sus maltratadores, mujeres que no pueden salir ni hablar con nadie, y menos ahora por el Covid, tienen que estar pasándolo realmente mal”. 

 

Y para combatir esta realidad, para hacer frente a su aislamiento, al temor y al sufrimiento, ella apuesta por dar un paso adelante y ayudar a que estas mujeres también lo hagan, que se acerquen a las asociaciones, que se organicen como mujeres y participen en todo lo que les afecte y en una colaboración activa con los demás. Y aunque este año ha sido imposible por efecto de la pandemia, años atrás, en su tierra, en Badajoz, Maribel ofrecía su testimonio a muchas mujeres con la intención de compartir vivencias y experiencias, con la idea de animarlas y acompañarlas en ese proceso de empoderamiento. “Hemos tenido encuentros donde se habla de estas cosas, y a ellas se las ayuda a participar, y lo que nos están pidiendo últimamente, y se va a hacer realidad, es que haya una asociación de mujeres”.