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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 02 de junio de 2017cermi.es semanal Nº 260

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Activistas

Daniel Domínguez, asesor del CERMI en transporte ferroviario

La discapacidad no es mi vida, yo soy como tú

02/06/2017

Blanca Abella

Daniel afirma que es muy tímido, pero tras la primera pregunta que da comienzo a la conversación, su respuesta transcurre durante muchos minutos, sin parar, uno tras otro, hasta más allá de sesenta. Su relato es imparable, divertido a ratos, un poco duro en el inicio, pero sobre todo es auténtico, es la historia de un hombre que usa una silla de ruedas desde hace 28 años, pero que apenas la hace visible, porque él es como tú y como yo, asegura. “Vivir en silla de ruedas es muy difícil, pero me ha aportado más que lo que me ha quitado”.

Daniel Domínguez, asesor del CERMI en transporte ferroviario“Era el año 89, iba a cumplir 18 años, y esa noche cuatro amigos nos fuimos de fiesta”. Cogieron el coche, pero no llegaron a la fiesta. Un accidente en una carretera local les cambió el rumbo, y a Daniel la vida. “Era la Guadalajara profunda del año 1989”, insiste Daniel. Entonces no había tantos medios como ahora ni los cuidados y precauciones oportunas cuando alguien se accidenta y no puede mover las piernas. 
 
“En aquel momento lo importante era la supervivencia”, apunta Daniel. Los medios eran precarios, ni siquiera la ambulancia que llegó dos horas después cumplía unos mínimos, “yo mido 1.93 cm y no cabía en la ambulancia, así que tuvieron que trasladarme al hospital con las piernas de lado, flexionadas…”
 
Recuerda casi cada minuto de aquella noche y reconstruye su historia con auténtica delicadeza, con detalle, consciente de lo que vivió. “Eso nunca se te olvida, el chirriar de las ruedas aún me intimida mucho, me pone muy nervioso, y presenciar un accidente me afecta”.
 
Lo primero que supo sobre su estado se lo dijo un médico de guardia. Habían llegado a urgencias, en Guadalajara, y le empezaron a reconocer y a hacer pruebas de todo tipo. El joven Daniel le preguntó a un médico qué le ocurría, y entonces, dándole unas palmaditas en el hombro, el médico de urgencias le dijo: “Nada chaval, que en tu puta vida vas a volver a andar”... “Eso se me quedó muy grabado y no se me ha olvidado ni se me olvida…”
 

Mi vida tenía que pasar por una silla de ruedas

 
Así continúa su relato. Traga saliva para superar una vez más esa palmadita en la espalda, ese recuerdo de un médico que no supo ser un hombre y afirma: “mi vida tenía que pasar por una silla de ruedas”. 
 
Tras un tiempo de intervenciones y hospitalización, llegó el momento de ir al Hospital de Parapléjicos de Toledo. “Con 18 años, el primer mes fue duro y llegué a decirle a mis amigos que entendía que no quisieran estar conmigo, que era una carga para ellos. Pero ninguno me dio la espalda. Fui yo quien quiso darles de lado y ellos no consintieron. Hoy siguen siendo amigos, ellos fueron mi primer apoyo para que mi vida sea la que es hoy, además de mi familia, con su apoyo incondicional”.
 
Daniel Domínguez, asesor del CERMI en transporte ferroviario, en familiaDaniel recuerda, de nuevo con detalle, el día que decidió hacerse con su nueva vida. “Después de una noche lluviosa en Toledo, llorando 12 horas sin parar, amaneció un día de sol que recuerdo perfectamente, y decidí que con 18 años esto es lo que me había tocado. Dije, se acabó, y decidí hacer mi vida lo más normal posible. Y entonces te das cuenta de que era verdad lo que te decían y no creías, tú sigues siendo tú, cambia la forma de vida, pero eres el mismo”.
 
Y comenzó una nueva vida, porque tienes que aprender otra vez de cero, “es como si te resetearas”, aprender una nueva forma de vida y aprender lo que es una silla de ruedas y, también muy importante, enseñárselo a los demás. “Era de los pocos que salían de copas de madrugada y en Alcalá de Henares no era usual ver a un joven en silla de ruedas por las calles de noche” (risas).
 
Para lograr esa fuerza en su nueva vida, Daniel hizo uso de la filosofía que había adoptado siendo adolescente, cuando se apropió de dos frases que todavía recita de memoria y que dejó pegadas en un corcho de su habitación. Así decía una: “Puedes ser lo que desees, solo existe un obstáculo, tú mismo”. Y la otra, de Dubin: "Para realizar un gran sueño se necesitan dos cosas: una gran capacidad para soñar y persistencia, que es la Fe del sueño de uno mismo”.
 

Un empleo necesario

 
Durante su ingreso en el hospital de Toledo conoció Aspaym y se asoció enseguida. Cuando terminó los estudios le pidieron que presidiera la entidad y así lo hizo durante unos años, pero lo tuvo que dejar, sobre todo por una cuestión práctica, “la presidencia de Aspaym no me daba de comer, no tenía retribución y tenía que afianzar mi carrera profesional”. Y también lo dejó por una filosofía de vida: “la discapacidad no es mi vida, la discapacidad es una cualidad más”. 
 
Logró una colaboración con la antigua FSC (Fundosa Social Consultin), actual Inserta, como profesor y luego le contrataron como director financiero. “Somos un nuevo equipo directivo y nos encargan dar la vuelta a la empresa, o cerrarla o renovarla. Y la renovamos. Hoy esa empresa es Inserta, una consultoría que ha llegado a tener cerca de 16 oficinas en toda España y ha manejado un presupuesto de 2.500 millones de pesetas”. 
 
Luego estuvo trabajando de ‘controller’ en Fundosa Grupo pero se cansó de los números. “Me marché del mundo financiero porque es muy frío y no me gustaba, me aburría, quería estar en contacto con la gente”. Y le enviaron a su tierra, a Guadalajara, a una comisión de servicio en un proyecto empresarial del grupo Mondragón y Gureak. “Fue una experiencia muy especial, venía de trabajar en servicios y me fui al mundo industrial y nada menos que con los líderes mundiales en gestión, como es el Grupo Mondragón, y el aprendizaje fue brutal. Tanto en la gestión de personas como en la gestión industrial. Gureak me aportó algo que no conocía, que era el mundo de la discapacidad intelectual”. 
 
Daniel Domínguez, asesor del CERMI en transporte ferroviario, con su hija pequeña en brazosY allí creó el primer enclave laboral de personas con discapacidad intelectual en logística en toda Castilla-La Mancha. Algo de lo que Daniel se siente orgulloso, porque “creo que podemos hacer cosas, que da igual la discapacidad que tengas, es un trabajo en equipo en el que tú puedes aportar y las personas con discapacidad tenemos mucho talento y la historia nos avala”.
 

Próxima estación: Atendo

 
Cinco años después, le ofrecieron trabajar en la Oficina Central Atendo (servicio de Atención y Asistencia a viajeros con movilidad reducida). Fue su amigo Nacho Tremiño. Daniel le llama amigo declamando con dedicación la palabra y dándole todo el sentido y sentimiento de amistad. “Me tienes que ayudar a montarlo”, me dijo Nacho Tremiño. “Pero si no tengo ni idea del mundo ferroviario”, le dije. 
 
Era un servicio que había dado muchos problemas pero que había que sacarlo adelante, eso me decía Nacho, “hay que lograr que ninguna persona con discapacidad quede desamparada en ninguna estación. No hay modelo, no hay nada, diséñalo tú”. 
 
Me encontré con 8 metros cuadrados de oficina que había que sacar adelante. (Hoy siguen esos 8 metros cuadrados, aunque Daniel trabaja más y mejor móvil en mano y haciendo uso de sus ruedas, de aquí para allá).
 
Y como Daniel tiene mucha fe en las personas, le gustan los retos, incluso a veces marcarse faroles, y adquirió ese compromiso con su amigo Nacho, se puso manos a la obra, y triunfó.
 
La gran cita o el momento definitivo llegó con la Feria universal del agua en Zaragoza, en 2008. Una fundación quería ir allí desde Madrid con 20 sillas de ruedas. “Me dicen que no se puede, y les digo, ¿cómo que no?, tienen que viajar, estamos para lo que estamos”, relata con énfasis Daniel. Por eso se empeñó y se la jugó, hizo una apuesta difícil. Movió todo lo que pudo, reforzó cada gestión, “tenía que salir bien”, hizo uso de plataformas, coches con furgón… pasó una semana entera organizando y coordinando la salida y llegada a Zaragoza, porque si no salía bien, iba a pagarlo caro, y así se lo hicieron saber. “Salió tan bien, que hoy en día viajan las personas en silla de ruedas en grupo sin problemas”. “Si eso no sale bien, no sale nada”. 
 
Los dos hijos mayores de Daniel Domínguez, asesor del CERMI en transporte ferroviarioY mientras se buscaba la vida y lograba una carrera profesional repleta de retos, casi todos ellos superados, también logró ir formando una familia. No fue difícil, aunque lo parecía, “al principio, tras el accidente, había un aspecto que me preocupaba bastante, era el tema de las chicas, pensaba, ahora en silla, me voy a quedar soltero y entero”. (Risas… carcajadas)
 
Aunque reconoce que en ocasiones ha sido ingrato, “porque el rechazo es ingrato y he vivido que te digan, ¿qué piensas tú?, yo no voy a estar con un tío en silla de ruedas”. Pero ha tenido sus chicas y sus vivencias y ahora disfruta de una familia estupenda, con su mujer y tres hijos, la pequeña, con tan solo dos meses. 
 
¡Venga papá que eres un tardón! Le dicen sus hijos cuando quieren llegar rápido a algún sitio. “No ven la silla de ruedas, para ellos es natural”. Al igual que Daniel tampoco la muestra, aunque se vea, ¡es más que evidente!, pero su actitud y su filosofía, su vida, su forma de ser, es como la de cualquiera. “Mi vida no es la discapacidad. Vivo con ella. Mi vida es como la tuya, la de cualquiera. Me levanto por la mañana como se levanta mi mujer, mi vida son mis hijos, mi mujer, mi madre, mis hermanas, hasta mi suegra (jajajaja)”.
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