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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 04 de noviembre de 2016cermi.es semanal Nº 233

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Activistas

José Antonio Bes Abizanda, ex secretario general de CERMI Aragón

Un hombre ejemplar que siempre tiró para arriba

04/11/2016

Blanca Abella

“Abres los ojos y no ves nada”. Ese es uno de los momentos que recuerda José Antonio con más nitidez de toda su vida. Pero fue solo un momento duro, apenas unos días de pesar, porque enseguida tiró para arriba, como él dice. Y ya que tiraba de su vida, también lo hizo con la de otros muchos, sobre todo con la de los afiliados que recibía en su despacho de la ONCE, o con la de otras personas con discapacidad, incluso con otros sectores en riesgo de exclusión, que contaron también con su apoyo, con ese tirón, esas ganas de unir fuerzas y voluntades.

José Antonio Bes en un acto del CERMI AragónJosé Antonio nació con poco peso, apenas un kilo, y en una época todavía complicada para estos bebés prematuros, ya que corría el año 1952. Sin embargo, salió adelante con buen paso, aunque como él dice, “la debilidad se fijó en la vista” y le dejó un legado de 20 dioptrías. “Pero me manejaba perfectamente, en el colegio me ponía muy cerca de la pizarra, tenía mis problemas pero pese a las dificultades salí adelante”. Así lo expresa, sin darle importancia, lo mismo que recuerda que a los chicos que llevaban esas gafas tan gruesas les llamaban ‘cuatro ojos’, pero tampoco fue un problema para él.
 
Quizás si entonces hubiese contactado con la ONCE, las cosas habrían sido distintas, o quizás si entonces hubiéramos tenido los avances de ahora, también su vida sería otra. Pero esos ‘quizás’ son meras especulaciones y no lamentos. José Antonio se siente feliz y orgulloso con su vida, ya que tras la etapa escolar realizó varios estudios que le proporcionaron los conocimientos suficientes para trabajar como asesor fiscal. 
 
Todo aquello que su baja visión le quitaba o dificultaba, lo superaba con esfuerzo y ahínco. Así acabó sus estudios y así empezó a trabajar, con seguridad y aplomo, hasta que llegó el primer mazazo: “Perdí un ojo a los 25 años”. Fue a causa de un desprendimiento de retina. José Antonio estaba recién casado y esperaba un hijo y tuvo que pasar varios meses en cama, “así es como se trataba entonces este problema y fue muy duro pero tenía a mi mujer allí y eso era especial, así que en octubre perdí ese ojo y seguí mi vida normal, me adapté y seguí trabajando, no quería parar”. 
 

Abres los ojos y no ves nada 

 
José Antonio Bes con su familiaPero ese fue un primer mazazo, el segundo llegó poco después, a los dos años y medio, cuando perdió el otro. “Notaba que con el ojo que me quedaba iba perdiendo vista, nitidez, veía moscas volantes y decidimos ir a un médico”. Entonces comenzó un duro proceso para José Antonio y su mujer, yendo de un médico a otro, por todo el país, con operaciones y revisiones, hasta que llegó Valencia y se lo dejaron muy claro. “Esto no es Lourdes, ¡eh!, aquí no podemos hacer mucho más”, le dijeron. “Se me cayó el alma a los pies”.
 
“No era necesario ser tan desagradable”, explica con cierta pena, “pero tengo una compañera, una mujer maravillosa, que me dijo ya hemos dejado de sufrir, ahora vamos a vivir la vida”. Fue una época muy difícil, pero José Antonio no se concedió mucha clemencia. “Al principio coges una depresión grande y piensas, esto no me puede pasar a mí, le pasa a otro, y cuando despiertas por la mañana, abres los ojos y no ves nada… me costó unos días adaptarme, no quería saber nada, quería estar en la cama solo, hasta que un día me levanté y dije, adelante, vamos para arriba”. 
 
Y entonces en 1982, gracias al consejo de un vecino se acercó a la ONCE “y comencé una nueva experiencia y una nueva vida”. Primero fue en la escuela de ciegos adultos de Sabadell, donde le enseñaron a manejar el bastón, “a distinguir los sonidos, a sentir las paredes y los obstáculos, a andar por la calle, a leer en braille…”. Y pasados unos días, se marcó su objetivo, cuando fueran su mujer y su hija a visitarle, iría él solo a recogerlas. Y así fue, “fui solito a la estación a buscarlas y fue todo un logro”. 
 
De vuelta a Zaragoza, José Antonio retomó su vida y encontró un nuevo trabajo vendiendo cupones en la ONCE. “Fue una salvación, el cupón es maravilloso, he sido vendedor 14 años y lo digo con el mayor de los orgullos, no solo por alimentar a mi familia sino por dignificar una situación y situarme en la vida”. Y empezó así un nuevo recorrido que le ha llevado a muchos lugares y sobre todo a muchas personas. 
 

El aliento de los afiliados

 
José Antonio Bes en la entrega de premios Solidarios ONCEEn 1985, tras formar parte de una candidatura, pasa a ser consejero territorial de la ONCE y en 1992 hizo un curso de mandos intermedios para seguir avanzando. En 1995 le proponen ser el director de la agencia administrativa de Teruel, “y estuve solo año y medio, debí hacerlo muy bien porque luego me propusieron concurrir a las elecciones encabezando la lista para la presidencia del consejo territorial de Aragón”. Y ha sido presidente hasta que se ha jubilado, renovando cada cuatro años, “sintiendo el aliento de los afiliados, que es lo más bonito de trabajar en el consejo territorial, que son ellos los que te eligen”. 
 
“Me propuse hablar con todos los afiliados y a todos he hablado y he recibido, les he contado experiencias, les he animado,  siempre he dicho que esto no es un camino de rosas, pero cuando una persona ciega viene a la ONCE, no te devuelve la vista, pero te adapta la vida para que puedas deambular, acceder a un empleo…”
 
Es fundamental que el afiliado sienta que puede salir adelante por sí mismo, explica José Antonio, además hay medios y apoyos maravillosos pero al final es la persona, si quiere, la que sale adelante. “En un momento dado tropiezas, literalmente, yo he pedido perdón a un perro incluso a un cubo de basura con el que he tropezado, o me he metido en un probador distinto… pero eso es así y no pasa nada”, cuenta José Antonio con humor. 
 
La ONCE se ha convertido en su segundo hogar, pero afuera todavía quedan asuntos pendientes por atender y eso hace que José Antonio continúe con su lucha. “En 1999 creé el CERMI Aragón. Fue maravilloso porque fue una conjunción de todas las discapacidades, les planteamos que la unión nos daría fuerza frente a la administración, porque si cada uno hace la guerra por su cuenta no se consigue nada”. Y desde el año 2000 ha sido el secretario general del CERMI Aragón, “he luchado mucho y creo que CERMI Aragón está considerado en buen lugar, ahora gracias a Marta Valencia, una mujer que lo está dando todo y haciéndolo maravillosamente”. 
 
Y aún quedaban ciertas tareas que no podía pasar por alto y se acercó a las otras entidades, al resto de organizaciones que luchan contra la exclusión social e impulsó la creación de la Plataforma del Tercer Sector en Aragón, porque “hay que estar junto a ellos”, afirma. Y así, recibiendo a sus afiliados y conjugando voluntades, José Antonio llegó a su jubilación, hace apenas dos años. No es que lo desee, es más, asegura que “hay que dar paso a los jóvenes, lo que pasa es que cuesta, ¡eh!”. 
 

Zaragozano ejemplar

 
José Antonio Bes con su nieto recién nacidoTenía ya 62 años y no le parecía adecuado presentarse de nuevo a la presidencia, “hay que dar paso a ideas nuevas y en la ONCE hay que hablar de gente joven que tiene que plantear nuevos principios y buscar otras actividades”. Y de nuevo reclama otras voces, otra presencia, “también las mujeres tienen que entrar de lleno en la sociedad, y las mujeres ciegas tienen que acometer retos muy importantes”. 
 
Y al final José Antonio ha resultado ser ejemplar, porque ha ido sumando voluntades, reclamando presencias y mostrando su ejemplo, el buen hacer de un hombre que tira para arriba, con dignidad, aunque tropiece con un cubo y se disculpe cortésmente. Por eso hace unos días recibía el premio ‘Zaragozano Ejemplar 2016’, concedido por el Ayuntamiento de Zaragoza, que ha querido reconocer su larga trayectoria en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad en Aragón.
 
“Después de casi dos años jubilado, que el ayuntamiento te nombre zaragozano ejemplar es un honor, significa el aprecio que te tienen los ciudadanos, empresarios, políticos y demás, que me han llamado y me sentí muy emocionado”. Y por supuesto se lo ha dedicado a toda la discapacidad, a la ONCE, a un amigo que pasa por un momento muy difícil y lógicamente a toda su familia, “que es la que me ha sostenido durante todo estos años”.
 
Y no se despide, porque “los ciegos nos licenciamos o nos jubilamos de la ONCE, pero no de la discapacidad, sigo en activo, seguiré trabajando por la discapacidad y por la ONCE el tiempo que me quede, no puedo salir de ahí, me gusta, y me gusta estar en mi ciudad y en el colegio de mi nieto”.
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