"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
SOS Discapacidad
Así viví la marcha
Momento para el recuerdo y motivo de empoderamiento
Por Amalia Diéguez, presidenta de FEDACE
13/12/2012
En un movimiento pendular de ida y retorno, nos convencimos todos y todas, los militantes de base del movimiento social de la discapacidad y sus representantes, los que luchamos desde la periferia y los que trabajan en Madrid, del imperativo de dar un paso más allá del “diálogo civil”, y de hacernos visibles.
Visibles, para superar el ninguneo de las voces públicas que olvidan la atención a la discapacidad como un elemento clave en el mantenimiento de nuestro Sistema de Bienestar. Ese Sistema, aunque bisoño y frágil, hace ya algún tiempo que viene reconociendo el derecho de las personas con discapacidad y sus familias a la atención de sus necesidades. Un derecho, que lejos de estar sujeto a las circunstancias y a los mandatarios, es de las personas. Personas que aun subidas a la cola de este tren, no estábamos dispuestas a ser el primer vagón en descarrilar. Pero, ponernos en marcha era todo un reto que despertaba un sinfín de incógnitas y muchos temores.
Miedo a no ser capaces, a no ser suficientes, a ser silenciados, a ser castigados. Miedo al frío, al cansancio, a la carretera, al madrugón, a perdernos, a los compromisos del día siguiente, al coste...
Por eso, coincidir en el metro, en el camino o al bajar del autocar con 400, 500 y hasta 600 kilómetros en nuestras espaldas, con hemipléjicos, parapléjicos, perros lazarillos; con familias enteras que nos reconocíamos hacia un mismo destino; y sumergirnos asombrados en aquella marea de banderitas blancas, enarboladas por gentes, todas ellas muy especiales, caminando al ritmo de los tambores, saludando a las caras que, conocidas o no, nos devolvían su sonrisa, fue, sin duda, un momento para el recuerdo y un motivo de empoderamiento.
Por eso, debemos felicitarnos por la jubilosa jornada que vivimos el pasado domingo. Para los que estuvimos fue un acto de reafirmación y de superación de muchos recelos. Para los que no pudieron, un motivo de asombro y orgullo, un motivo de esperanza. Así que de nuevo enhorabuena, y mi sincero reconocimiento a todos y todas; a los que pudisteis acudir y a los que lo intentasteis, a los que os desgastasteis al teléfono y a los que os desesperasteis con las mil excusas que tuvisteis que oir.
Pero pongamos en valor lo conseguido: ha sido mucho y en breve veremos más y mejores consecuencias. Entre otras, seguro que en la próxima convocatoria será más fácil convencernos de que tenemos el derecho y el poder de ejercer nuestra ciudadanía, y de ejercerla en las calles de nuestras ciudades. Una calle casi siempre hostil para nosotros, como recordaba el Presidente del CERMI. Esta ha sido solo una batalla de las muchas que nos quedan por librar, pero hay una verdad histórica contrastada: a la larga siempre las ganamos.