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viernes, 04 de octubre de 2013cermi.es semanal Nº 94

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Cuarto de invitados

Fernando Jáuregui, periodista

“Estamos en un periodismo muy pelota”

Por Esther Peñas

01/10/2013

Imágenes: Jorge Villa

Periodista de raza. Dícese de aquellos profesionales de la información que se dejan el pellejo en el papel, que jamás pierden la cabeza por convertirse en edecán del poder y que huelen la noticia antes casi de que se produzca. No está en venta aunque trabajan a la intemperie. Como el que realiza una buena acción, no obtiene más recompensa que el buen proceder. Fernando Jaúregui (Santander, 1950) es uno de esos plumillas invictos en tendenciosidades y trincheras. Ha pasado por ‘Europa Press’, ‘El País’, ‘El Periódico’, ‘Diario 16’, ‘Radio Nacional de España’ o ‘Ya’, entre otros. Ahora escribe en ‘Abc’ y dirige ‘Diariocrítico.com’. Escuchen.

Fernando Jáuregui, periodista¿Estamos en un punto en el que el periodismo se asemeja a esas dos Españas de las que hablaba Machado, una de las cuales habrá de helarnos el corazón?
 
Machado se equivocaba, no hay dos Españas, por lo menos hay 17, 17 virreinatos; no obstante, la España es binaria en lo que quieras: Concha Piquer y Juanita Reina, el Juli y José Tomás… en periodismo también, y como es un país bipartidista, a pesar de todo, cada medio de comunicación está muy influido por uno u otro partido. Pero esto viene de antaño. 
 
¿Se especula ahora más que antes, en el periodismo?
 
No, España siempre ha sido un país de periodismo especulativo, muy poco riguroso y poco científico. Acuérdate de los periódicos del XIX. Estamos volviendo un poco a eso mismo, con la prensa digital sobre todo, a periódicos de partido, o de personas. Pero ahora no más que antes.
 
Es decir, que no es usted melancólico…
 
Todos somos un tanto melancólicos, pero no soy de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni peor. El pasado lo es que es pasado, y lo que no tiene remedio es la realidad. Además, creo que, salvo en el tema del paro, tampoco estamos tan mal. Insisto, excepto por el paro, cuyos índices demuestran que no hay salidas profesionales y que es necesario una reconversión en toda regla. 
 
Fernando Jáuregui, periodistaHablemos de filtraciones. De Wikileaks. ¿Dónde se establece la linde entre lo que el ciudadano tiene derecho a saber y lo que no se puede divulgar por cuestiones de Estado?
 
El ciudadano tiene derecho a saberlo todo. ¿Quién decide cuáles son las cuestiones de Estado que no se deberían de saber? ¿Los que controlan el Estado? ¿Y con qué derecho controlan el Estado algunos de los que controlan el Estado a los cuales no hemos votado o, incluso, votándoles se han desviado de sus promesas? Solo la verdad nos hará libres, la verdad es revolucionaria…
 
Es un mensaje muy bíblico…
 
Claro, pero es así, rigurosamente cierto, y quién es nadie para decidir qué se debe omitir y qué no. Una vez dicho esto, reconozco que he ocultado alguna información, sobre todo de operaciones antiterroristas, pero eso no es de lo que estamos hablando. A los poderes  les gusta enarbolar el interés del Estado para poder callar cosas, pero si dependiésemos de eso no hablaríamos de nada, seríamos mudos.
 
¿Incluso esos chascarrillos diplomáticos son susceptibles del interés ciudadano?
 
¿Quién dice que no aportan nada? A mí me parece interesantísimo lo que opina el embajador cubano, Eduardo Aguirre, sobre nosotros, y lo que comentan algunos políticos sobre los países con los que tratan, son cotilleos fantásticos. Al fin y al cabo, las memorias de Guerra o Bono, de las más recientes que se han publicado, no son más que eso, chascarrillos, cotilleos. ¿Quién soy yo para silenciar Wikileaks? Quiero enterarme de la verdad. ¿Sabes lo que es noticia? Todo aquello de lo que alguien no quiere que se publique. En esas estamos los periodistas.
 
Si la verdad nos hace libres, ¿por qué tendemos a alejarnos de ella?
 
Fernando Jáuregui, periodistaPorque no queremos ser libres. Así de terrible. Así de simple. Ser libre es muy jodido; ser independiente es complicado, caminar al margen de las trincheras y que te disparen de todos los sitios duele; hace frío y se come mal. ¿Quién dice que queremos ser libres?
 
¿Qué hacemos mal para que el público se aleje de los medios canónicos de información y busque en otras fuentes de dudosa solvencia, como blog o páginas de periodismo ciudadano?
 
No se busca refugio en el periodismo ciudadano ni en los blog; la gente pasa de ambos como pasa de periódicos digitales, de los periódicos en papel, de noticiarios de radio y televisión, sobre todo los menores de 24 años. No sé dónde se informan, pero no acuden a nosotros, tal vez por el lenguaje, tan distinto que se convierte en un abismo, no sé. Hace poco, pregunté a mis alumnos universitarios qué era una crisis de gobierno. Había cuarenta muchachos. Ninguno de ellos sabía la respuesta.
 
¿Y la culpa es de lo periodistas?
 
Sin duda, una parte sí. Hacemos casi todo mal. Practicamos un periodismo de declaraciones, fulano dijo y zutano respondió; un periodismo comodón, no investigamos nada; un periodismo de comunicados, somos los periodistas de la generación Google, a ver qué nos dice, con eso ya está todo dicho; tomamos partido; somos cobardes, no nos atrevemos a meternos con los poderes así nos maten; somos débiles, quizás porque somos cobardes o viceversa; somos egoístas y no nos tomamos esto como el sacerdocio que realmente es. Deshacemos famas, personas y fortunas con una facilidad pasmosa, ayudados por la justicia y los poderes, y eso nos debería obligar a repensarnos mucho lo que estamos haciendo. Todo eso configura un panorama periodístico muy malo.
 
El periodismo de investigación ¿no se practica porque sale caro, por molicie,  por torpeza, porque no interesa?
 
La pereza es un elemento motor de la humanidad, decía Pompidou, aunque nadie le hace caso, pero es así; somos una generación Google, no me cansaré de repetirlo, creemos que allí, en ese buscador, está todo lo que necesitamos, todas las respuestas; en investigar no se pierde tiempo, está mal pagado y es peligroso. Por eso andamos anclados en la tesis del comunicado. Y cuando se investiga algo se hace sobre temas como la siembra de la patata en Somalia.
 
¿De qué modo podemos hacer ciudadanos más críticos?
 
Fernando Jáuregui, periodistaFomentando todos los movimientos y actos de la sociedad civil; lo que ocurre es que España sigue siendo invertebrada, no hemos construido sociedad civil porque a los poderes nunca les interesó, así que, en cierto modo, vivimos en la España del XVIII, con galgos, curas, pícaros, soldados y funcionarios (póngase en el orden que se quiera).
 
El actor Manuel Galiana comentaba en estas páginas que España es un país muy vehemente que pierde fuelle rápido y que avanza a trompicones…
 
Adolfo Suárez, del que disfruté de cierta amistad en su periodo postpresidencial, me decía: “Fernando, qué fácil es gobernar a los españoles”. Tenía razón, somos un pueblo muy resignado; cuando se nos hinchan las narices somos capaces de los movimientos más extremos e injustos, pero en líneas generales somos sumisos y mansos.
 
Echamos a los franceses y restituimos a Fernando VII…
 
Y gritamos, gozosos, ‘¡Viva las caenas!’. No, no hemos variado mucho de aquella España. Por eso la única solución es hacer una sociedad civil crítica, pero crítica de verdad, porque la gente se traga unas barbaridades dichas por periodistas que no es tolerable; hablamos en tono de dogma de fe cuando lo que hacemos en realidad es tirar la piedra lo más lejos que podemos de la realidad. No puede ser. 
 
¿Cómo ser irreverente a la vez que irreprochable, uno de sus principios periodísticos?
 
Irreprochable no es sino decir las cosas con tal exactitud que nadie pueda retrucarte un solo dato, pero hay que decirlas de verdad; estamos en un periodismo muy pelota, muy reverente y de lo que conviene políticamente. Hay que decir la verdad, y lo irreverente es decirla, moleste a quien moleste, porque noticia…
 
… es todo aquello que alguien no quiere que se sepa ni se publique. 
 
Lección aprendida.
 
¿Qué prefiere, la urgencia de escribir una noticia o el sosiego y reflexión de la novela?
 
¿Es incompatible? Cuando agarro una buena noticia me pone, pero una novela también; suele ser incompatible que mientras estás leyendo una buena novela te llegue una buena noticia, pero incluso a veces eso pasa. Por lo demás…
 
La última novela y noticia que le ha emocionado.
 
Las noticias me emocionan todas, o me indignan, o me joden, casi ninguna me deja indiferente. Por ejemplo, ahora estoy enamorado del Papa Francisco… estoy a punto de pasarme a la ortodoxia católica solo por él…
 
Pues… bienvenido.
 
¿Por qué tú también estás enamorada de él o porque estás ya en la ortodoxia católica?
 
 ¿Y qué tipo de información le indigna?
 
No sé, las noticias de Cataluña me dejan perplejo. No se entiende que pasen algunas cosas, lo que hace Mas me parece tremendo, que se encuentre un bebé en un desagüe me deja mal cuerpo para todo el día, lo ridículo de nuestros gobernantes, el que un ministro recorte becas y suba las notas para acceder a ellas y luego se retracte y no dimita me jode y me indigna. 
 
¿Qué libro recomienda?
 
‘Rayuela’. A mí me funciona siempre. 
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