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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 1 de abril de 2022cermi.es semanal Nº 476

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

25º aniversario del CERMI

Pilar Ramiro, expresidenta de la Comisión de la Mujer del CERMI

“La discapacidad está en la agenda política gracias al CERMI”

01/04/2022

Refugio Martínez

En los años 70, durante la transición, la discapacidad era invisible y las mujeres con discapacidad, simplemente, no existían. Sin embargo, Pilar Ramiro, ya entonces luchaba por los derechos de las mujeres y poco tardó en luchar por los derechos de las mujeres con discapacidad. Con este espíritu activista ha acompañado desde siempre al CERMI y por eso, gracias a personas como ella, el CERMI es quien es, es como es y ha llegado hasta donde ha llegado.

Pilar Ramiro posando junto a unas rosas amarillasEstamos de celebración. Este año, el CERMI cumple 25 años. ¿Qué mensaje le daría al homenajeado?

Que continúe consiguiendo la unidad de todo el movimiento asociativo. Lo mejor que ha hecho es lograr que haya una voz que llegue lo más fuerte y lo más alto posible a cualquier lugar, a cualquier administración y a la sociedad española.

¿Cómo recuerda los orígenes del CERMI?

Recuerdo muchos debates porque había muchos intereses. De aquellos momentos, lo que más recuerdo son los enfrentamientos, si se pueden llamar así, de casi todos los grupos, incluidos, el colectivo de físicos entre sí porque había una división de dos organizaciones que hoy están dentro del CERMI y colaboran estrechamente pero que en sus inicios nacieron enfrentados.

Existía mucha desigualdad entre las federaciones. Los colectivos estaban absolutamente separados e incluso enfrentados. La discapacidad física no entendía a la intelectual porque consideraba que estaba más cuidada o más protegida por la Administración. En este sentido, creo que parte del trabajo del CERMI es que nos ha enseñado a que dentro de las organizaciones de la discapacidad no puede haber rupturas

Realmente fue un trabajo largo el poder conseguir que hubiera un principio de colaboración, solidaridad y, sobre todo, honradez para que los acuerdos que se tomaran, los acatara todo el mundo. Se tardó bastante, no tanto en tiempo como en discusiones para poder unir aquel grupo. Para mí, esa fue la dificultada por eso, el mayor éxito del CERMI es que superó la dificultad que suponía aunar esfuerzos.

¿Cómo fueron sus primeros encuentros con el CERMI?

Yo formaba parte de la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (Predif) y estaba muy relacionada con la creación de empleo a través de la Fundación ONCE. Por otro lado, desde la creación de la Fundación, se movía la idea de que quizá el resultado no fuera tan optimo porque no había un objetivo común y de este concepto, de esta sensación se originó el germen del CERMI.

En los debates que hubo previos a la creación del CERMI, participé activamente para elaborar unas bases lo más abiertas posible, frente a otras opiniones que querían que fuera más elitista y más reducido.

¿Cómo ha crecido el CERMI en todos estos años?

Quizá no ha crecido en número, en cuanto a federaciones o en cuanto al nombre, pero hemos crecido en número en cuanto a personas que participan. El hecho es que representa a más de 2.000 organizaciones de la discapacidad y creo que eso ha sido un trabajo muy duro. Otra de las cosas que ha logrado es ser interlocutor único ante las administraciones.

También quiero mencionar su labor de comunicación, precisamente, el hecho de tener un equipo de comunicación, un boletín semanal, una página web muy activa donde se publican todas las noticias o el que exista Servimedia para mí es uno de los grandes hitos. Creo que parte del éxito y del buen devenir del CERMI es que hemos entendido que la comunicación debe estar en manos de profesionales.

¿Cuándo considera que el CERMI alcanzó su mayoría de edad?  ¿Por qué?

Cada escalón que se asciende es un paso más. Quizás, para mí, un hito muy importante es la participación que ha tenido en la puesta en marcha de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. Fue una Ley que empezó, solo y exclusivamente, para personas mayores pero el CERMI entendió que no se podía hablar de dependencia sin hablar de autonomía y ahí, realmente, es cuando consiguió que la Administración diera un giro y entendiera que la autonomía y la libertad individual son más importantes que los grupos sociales que la configuran.

¿Cómo era el mundo de la discapacidad antes del CERMI?

Muy disperso. Había pocas personas asociadas y las asociaciones no tenían financiación suficiente. La buena voluntad de las propias personas con discapacidad o sus familias era el único soporte asociativo y, lógicamente, eso hacía que hubiera pocas asociaciones.

En este aspecto, es a lo que me refería con las grandes diferencias. El colectivo de la discapacidad intelectual, incluso el de las personas sordas, como tenían familias que organizaban las reivindicaciones para cubrir sus necesidades, tenían muchos servicios puestos en marcha que otras personas con discapacidad, física por ejemplo, no tuvimos hasta muchos años después. En este contexto, cuando el CERMI se puso en marcha, la voz de las personas con discapacidad física apenas se oía, no estábamos en absoluto desarrollados y la organización que servía de guía siempre era la ONCE que, aparte de que tenía más años, tenía mucha más fortaleza.

Creo que, hasta la transición, la discapacidad no ha sido reconocida, incluso conocida por la sociedad, y a partir de la transición, poco a poco, hemos ido fortaleciéndonos hasta que llegó el CERMI que ha conseguido unificar opiniones muy encontradas y muy diversas.

¿Y después? ¿Cómo ha cambiado el CERMI a la discapacidad?

Creo que más que a la discapacidad ha cambiado la visión que se tiene de la discapacidad. Antes del CERMI, en los años 70, estábamos ocultos absolutamente. Había familias que incluso tenían a las personas con discapacidad a su cargo sin que las conocieran el resto de familiares para esconder la situación en la que se encontraban y eso hacía que, naturalmente, no se vieran y, lo que no se ve, no existe.

Lo que ahora ha cambiado es que la discapacidad está en la agenda política gracias al CERMI y está en la calle gracias a las organizaciones y gracias a las personas con discapacidad. Ahora mismo, somos un grupo más, un grupo más con necesidades especiales pero un grupo al que, de alguna manera, se le atiende, por supuesto menos de lo que necesita, pero se le atiende siempre porque la gente lo reconoce.

Pilar Ramiro.Ahora todo el mundo ha oído hablar de la Fundación Cermi Mujeres, pero hubo un germen, llamado la Comisión de la Mujer del CERMI del que usted formaba parte, ¿no es verdad?

Fui la primera presidenta. También, fue una iniciativa de la Fundación ONCE donde me comentaron que les gustaría que hubiera una representación de mujeres españolas con discapacidad en un encuentro de la ONU, en Nueva York, en el año 2000. Al volver pensamos que era necesario compartir todo lo que había aprendido y todo lo que había escuchado. Había que difundirlo, había que entregárselo a las mujeres, había que potenciarlo y para lograrlo pensamos poner en marcha una comisión. Se presentó el proyecto en el ejecutivo del CERMI y éste decidió conminar a todas las federaciones que formaban el CERMI a que enviaran una mujer para formar la Comisión de la Mujer del CERMI.

No respondieron todas. Al principio eran solo cuatro las federaciones que enviaron a una mujer para que siguiera las tareas propias del feminismo dentro del CERMI. De las cuatro mujeres que empezamos, una de ellas fue Ana Peláez, hoy Vicepresidenta ejecutiva de la Fundación CERMI Mujeres que, desde entonces, desde el primer día que entró en la Comisión ha sido el faro. Desde el primer día, fue la guía perfecta, porque tiene un poder de trabajo y de captación inconmensurable. La admiro mucho y creo que realmente la Comisión de la Mujer triunfó por esto.

Durante dos años, las cuatro mujeres fuimos capaces de presentarnos en todos los niveles administrativos, incluso, en el Parlamento y fuimos capaces de darnos a conocer. Pasados estos dos años, se fueron uniendo más mujeres hasta tener una representante por cada una de las federaciones que había en el CERMI.

Al principio, estábamos detrás de los hombres y, como en todas las organizaciones donde los hombres son mayoría, daba la sensación de que nos dejaban hacer y de que nos permitían hacer reivindicaciones porque pensaban: “estas pobres…”. Pero, creo que se le ha dado la vuelta a este sentimiento y hoy, la mayoría de las personas que configuran el CERMI creen en las mujeres con discapacidad y en sus capacidades para impulsar el movimiento y conseguir derechos. Considero que se ha avanzado muchísimo en esto.

Sigamos hablando un poco de la lucha de la mujer. ¿Cómo cree que han evolucionado los derechos de la mujer en general y los de la mujer con discapacidad en particular, desde que usted era activista feminista allá por los años 70?

Si hablamos de las mujeres con discapacidad, fue cuando estaba en la universidad en el movimiento feminista, en el año 80, cuando decidí ser activista de la discapacidad. Siempre he dicho públicamente que, mujeres para defender sus derechos de manera organizada había muchas, pero mujeres con discapacidad dispuestas a organizarse por sus derechos, ninguna.

Mi opción estaba clara. Tenía que estar en el feminismo de la discapacidad porque no había nadie. En aquellos tiempos, si ni siquiera los hombres habían sido capaces de potenciar su propia autoestima, ¡imagínate las mujeres con discapacidad!, que vivíamos absolutamente dependientes de la familia; de la pareja, si alguna tenia pareja según que discapacidades; y desde luego, sin ningún tipo de aspiración a tener voluntad propia dentro del estatus donde le tocara estar.

Hemos avanzado en 20 años lo mismo que el movimiento feminista en 200, desde los primeros pasos en donde lo único que exigíamos era que se nos reconociera, a hoy exigiendo una igualdad, que casi todo el mundo entiende pero que casi nadie usa. Creo que, en las leyes sí que se ha recogido esta igualdad pero luego, la vida cotidiana nos dice que no siempre se cumplen esas leyes.

No obstante, el avance ha sido enorme y la prueba la tienes en el propio CERMI donde hoy la Fundación CERMI Mujeres tiene una capacidad de autonomía igual a la que pueda tener el CERMI. Nadie considera que los objetivos y los proyectos que se propongan las mujeres con discapacidad tengan que asumirse o desarrollarse a través del CERMI sino que, hay un organismo especifico que es la Fundación CERMI Mujeres que es donde se dirimen estas cosas. Eso ha sido un hito importante y una conquista de las mujeres con discapacidad de mucho calibre.

Logotipo del CERMI en su 25 aniversarioEl CERMI es el Comité de la Discapacidad. Es un organismo, pero detrás hay un equipo humano que trabaja incansablemente. ¿Qué destacaría de las personas que hacen posible que exista el CERMI?

Les pondría una matrícula de honor. El CERMI tiene trabajando un número reducido de personas pero con un potencial de trabajo inconmensurable. Admiro muchísimo a Luis Cayo pero no te digo lo que pienso de Pilar Villarino o de cualquiera de los otros miembros que trabajan en el equipo humano del CERMI. Creo que son personas con una gran entrega y con una gran profesionalidad. Considero que estamos en los mejores momentos del CERMI y creo que se lo debemos a ellos y a las personas de las que cogieron el relevo en su momento.

Después de toda una vida luchando por mejorar el mundo, ahora está jubilada, pero imagínese que siguiera formando parte del equipo del CERMI y estuviera preparada para soplar las velas de su 25 cumpleaños, ¿Qué deseo pediría?

Que las mujeres con discapacidad participemos más para empujar los montones de barreras que todavía nos separa del conjunto social.

 

 

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