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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

sábado, 17 de noviembre de 2012cermi.es semanal Nº 55

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Alberto Durán, vicepresidente ejecutivo de la Fundación ONCE

“La desaparición de los fondos europeos para inclusión social sería una debacle y el resultado sería terrorífico”

08/11/2012

Blanca Abella

La Fundación ONCE continúa creando empleo en el Tercer Sector y aprobando medidas para que las personas con discapacidad puedan afrontar el actual escenario de crisis. Las entidades del Tercer Sector asumen una responsabilidad, pero reclaman también el papel necesario de las administraciones públicas. Los fondos europeos para la inclusión social son necesarios en este escenario y la gestión realizada en nuestro país por parte de la Fundación ONCE, entre otras entidades, ha resultado eficiente y rentable. Sin ellos, nuestro país tendría un problema social enorme, sería una debacle, y socialmente peligroso, asegura Durán.

Europa sigue marcando diferencias con el apoyo de los Fondos Estructurales, sin embargo actualmente parece que se pone en duda su continuidad ¿Cree que están en riesgo estos fondos?
Hay países que piden que se reduzca el presupuesto de la Unión Europea, y la reducción sería en todo, pero además está en juego otro factor, y es que España está en ese paso de ser país receptor a ser país aportador. Y en esta última etapa después de 2015 tocaría. Pero el de la Unión Europea es un panorama muy vivo, se han incorporado países nuevos, la situación económica en España ha cambiado y pase lo que pase, la gestión de fondos europeos por entidades privadas en España, de causa social, como es Cáritas, Cruz Roja, Secretariado General Gitano y Fundación ONCE, ha demostrado una ‘supereficacia’.

Hemos obtenido 200.000 empleos para personas en riesgos de exclusión y hemos ayudado a más de 500.000 personas. Esto supera cualquier ratio de eficiencia de cualquier otro operador público y es especialmente valioso en España en unos momentos en los que ha venido a vernos la crisis, y las redes de protección social de ámbito público han caído. No es que se haya hecho a propósito para esto, porque esto no se puede planificar pero justo estos fondos han venido en un momento difícil. Y además hemos tenido recientemente una ampliación por parte del Ministerio de Trabajo hasta el año 2015, para estos mismos operadores, más otra parte, unos fondos que no se habían podido ejecutar en España por parte de unas instituciones públicas, nos lo han añadido porque hemos demostrado muchísimas eficacia, muchísima solvencia, tanto en España, con datos, como en el ámbito europeo. Somos una referencia, este modelo de partenariado  público-privado es una referencia en Europa.

¿Qué supondría la desaparición de estos fondos?
Sería una debacle. Ahora mismo las principales herramientas que hay, por ejemplo para la incorporación al mercado de trabajo de personas con discapacidad, de personas excluidas socialmente, personas por debajo del umbral de pobreza en sus ingresos, minorías éticas, como la etnia gitana, inmigrantes… esto se caería, tendríamos un problema social enorme, que no sería aislado, se sumaría a la situación general del país, con lo cual esto sería socialmente una debacle, y socialmente peligroso, el resultado sería terrorífico. Un escenario de fondos europeos para inclusión social cero es ahora mismo algo a lo que no podemos enfrentarnos. La sociedad española ahora mismo no se podría enfrentar a eso, tendría un problema social sin solución, porque las pocas soluciones que quedan, las que hay ahora mismo, se caerían también.

En otra ocasión, con presupuestos públicos más potentes y un patrocinio privado más potente y con obras sociales de las cajas funcionando, a lo mejor sería menos debacle, pero ahora mismo sería lo último.

¿Creen los Gobierno y las empresas, con firmeza, en la importancia de la economía social?
A la economía social se la va conociendo poco a poco, los que la conocemos, ya la conocemos bien, los que no la conocen, la van conociendo poco a poco y creo que todavía queda mucho por hacer, queda mucho por enseñar, por mostrar, y también nosotros tenemos que enseñarla y comunicarla mejor; hay que estar más atentos y ver más allá del día a día y fijarse en las estadísticas de quién está manteniendo empleo en este país, quién está creando empleo, quién está perdiendo menos empleo, y hay que preguntarse por qué aguantan más unos, y si además de mantener el empleo con una buena gestión hay un tema de valores por los cuales no se especula tanto con el empleo. En fin, hay una serie de argumentos y yo animaría a los poderes públicos a mirarlos, explorarlos, supervisarlos y controlarlos porque esta realidad es así, y es la única fórmula que hay para que se pueda conocer más la economía social, y nosotros también tenemos que contar estas cosas, contarlas bien y no esperar a que pregunten.

Al mismo tiempo que algunas voces reclaman más independencia del Tercer Sector, se exige un firme compromiso de los poderes públicos. ¿Se está gestando un nuevo modelo de gestión en las entidades de la discapacidad?
Creo que quien piense que hoy se va a poder financiar como hace cinco años o dentro de cinco años, está acabado. Las situaciones cambian, los presupuestos públicos han caído. Evidentemente hay situaciones de coberturas sociales, actividades del Tercer Sector que son totalmente inoperativas para la economía de mercado y, o se hacen fuera de esa economía, o simplemente no se van a hacer. O se hacen con cobertura medio voluntaria, medio pública, usando energías de personas no retribuidas, o eso no se va a hacer. Y hay parte de cobertura social que se nos caerá.

A partir de ahí, el sector tiene que hacer un esfuerzo en la transparencia. No hablo de mala gestión sino de tener una cultura de transparencia, que en España es una cultura bastante pendiente, en general, en todo, no es sólo del Tercer Sector, es de todo el mundo, privado, público... Todos tenemos que avanzar en la transparencia, y tenemos que avanzar también en programas de mecenazgo y sería muy bueno que hubiera un incentivo fiscal al mecenazgo; se está pidiendo desde el mundo de la cultura, y yo no digo que no, pero como sólo sea para el mundo de la cultura, lo que va a originar eso es que algunos fondos que están ahora mismo en el mundo de lo social, se van a ir al de la cultura, vamos a dejar desatendido lo social, y este país tendrá un problema muy grande en lo social.

Cuando se haga esto, el Gobierno y la ministra de Sanidad y Política Social lo tienen claro, una incentivación fiscal del mecenazgo tiene que ir dirigida a la cultura y a lo social. Si lo social se queda fuera tenemos también un problema enorme, porque además habrá vasos comunicantes que se van a romper.

Entonces, ¿sólo con cobertura pública? No, y quien piense eso es que está ciego. ¿Hay cosas que sólo pueden hacerse con cobertura pública? Sí. ¿Tiene que haber en el sector un esfuerzo de transparencia para contar lo que hace y para intentar que esa herramienta de transparencia le ayude también a captar capital privado que tiene que ir apoyado por un incentivo fiscal desde lo público? ¡Fenomenal! Además, ¿tenemos que aliarnos y colaborar unos con otros para hacer estructuras de gestión más grandes, no más pesadas, para desplegar programas que salgan más económicos por acción empleada por beneficiario y que tenga una cobertura mayor? También. Es un avance que hay que hacer en el mundo de la discapacidad y en el mundo de lo social en general; menos compartimentos estanco, más colaboración entre diferentes entidades para hacer programas más transversales que beneficien a todos, que supongan un coste menor por beneficiario. Eso es lo que tenemos que hacer.

¿Sería necesario un nuevo planteamiento de lo que se conoce como política social?
Lo social son muchas cosas, son prestaciones sociales, es empleo para personas que tienen pocas oportunidades, y lo social/economía es prestar unos servicios desde unos valores diferentes, que yo creo que son mejores valores aunque son respetables todos los valores; unos valores diferentes a los de la economía tradicional y que abogan por algo que yo creo que ahora mismo para levantar la situación que tenemos es muy importante, abogan por la confianza. La economía social tiene un valor importante, que es la confianza, porque hay una alineación de intereses muy buena entre todos aquellos que están en una actividad, los que desarrollan la actividad con sus manos, los que llevan la dirección de la actividad, los que están en la planificación de la actividad, todos responden a un mismo interés, no hay una dualidad ni separación de clases, de objetivos, de nada, responde a una afinidad completa; claro, cuando no se reparten beneficios, más allá de la colectividad en la que está, cuando se reinvierte y hay un apego al territorio, cuando no cabe la opción de que te deslocalicen si las cuentas no salen… cuando esas cosas no se dan, que son necesarias en otro tipo de economías, y que yo no cuestiono, se genera una gran confianza. ¿En qué confía más la comunidad, en una empresa que puede deslocalizarse, o en una empresa que por su ADN no puede deslocalizarse? El problema está en que la empresa que no puede deslocalizarse sea eficaz y eficiente y pueda sobrevivir en momentos complicados. Entonces lo que tenemos que buscar es estructuras y formas de hacer las cosas para que se pueda trabajar pegado a la comunidad, sin deslocalizarme, y eso genera más confianza, y esa confianza debe ser un valor para todos.

En estas nuevas propuestas de gestión y cambios de mentalidad, ¿qué posibilidades ofrece hoy en día la RSE y cuáles debería ofrecer? ¿Cree que es obligado que la RSE se encargue de temas sociales o derechos fundamentales?
La única obligación tiene que ser cumplir la ley que ya está, ese dos por ciento de reserva para discapacidad, los temas medioambientales,  temas de transparencia, etc. Pero luego, lo que es la Responsabilidad Social de las Empresas tiene que ser un tema voluntario, no todo el mundo en el sector piensa lo mismo, pero yo creo que tiene que ser así; la empresa tiene que ser un aliado, no alguien que se ve forzado a hacer algo, y nosotros le tenemos que convencer de que esa acción de responsabilidad social es rentable.

Quien hace cosas en la empresa siendo consciente de sus consecuencias, hace las cosas mejor, porque lo otro es irresponsable. Aquí lo contrario de responsable social es un irresponsable social. Un responsable social tiene que hacer mejores negocios, porque cuida las consecuencias de lo que hace y por lo tanto, al final no deteriora, y eso es económicamente más rentable para él y para la comunidad. También hay una compensación en valores. Las personas, los actores que trabajan en un proyecto con componentes de responsabilidad social, se van a implicar más, van a creer más en el proyecto, van a confiar más en sus jefes, en sus gestores… estas cosas son las que al final hacen que no tengamos que convencer con la fuerza, doblando el brazo, sino vencer a la inteligencia, demostrar que es más rentable en lo económico y globalmente en valores. A todos nos interesa en estos momentos, cuando hay una desconfianza enorme, generar redes, confianza, hacer bien las cosas, que la gente se mueva por valores y no por un movimiento especulativo a corto plazo.

La Fundación ONCE trabaja, entre otras cosas, por el empleo. El panorama laboral en nuestro país está muy mal, sin embargo siguen creando empleo para la discapacidad. ¿Cuál es el secreto?
Porque estamos para ello, porque tenemos que reinventarnos todos los días. Seguimos creando empleo en el Tercer Sector, muchos CEE siguen creando empleo, no ganando dinero, o teniendo deudas con la administración pública que no les paga desde hace mucho tiempo, pero aguantando, ¿por qué? Porque tiene una causa social. La gente sabe que si se cierra un CEE no se vuelve a abrir, no se puede abrir y cerrar de la noche a la mañana. Las personas con discapacidad, muchas de ellas, si pierden su trabajo, emocionalmente se van a quedar tocadas y muchas de ellas seguramente no van a poder volver a encontrar trabajo, ni siquiera estarán en disposición de hacerlo.

Y todo esto tiene un límite de aguante. Y el problema es que no hay estímulos o incentivos, si no se cuida la gallina, no dará huevos. La gallina da huevos aunque un  par de días no coma, pero si dejamos de alimentarla varios días, no dará huevos.

Tenemos unos datos de empleo de personas con discapacidad que están empeorando, pero todavía no de forma alarmante, aunque los síntomas ya indican que tenemos que ayudar a los CEE, pagarles en plazos razonables, no racanear en las subvenciones ya planificadas y recogidas en la norma, no puede haber recortes en políticas activas de empleo para CEE. Y eso lo compartimos con la ministra, le dijimos que las líneas de políticas activas de empleo para CEE habían sido las más rentables de este Gobierno y del anterior, porque se ha generado empleo. Los resultados han sido muy buenos. Sigamos, que sale muy barato. Que son cuatro duros, y lo que te permiten es ahorrar un montón de pensiones, es muy rentable. Y desde el punto de vista de una empresa ordinaria, es muy rentable para la administración pública exigirle que contrate a los proveedores que cumplan el dos por ciento y contraten a personas con discapacidad. Todo esto está evitando muchas veces pagar un subsidio o desempleo o pensión a una persona con discapacidad. Vamos a ponerles a trabajar, y que consuman, y generen actividad.

Pero en estos momentos, este problema se ve dentro de un problema que es mayor, y es que tenemos cinco millones de parados. Es muy complicado. Los grandes problemas se afrontan por partes, por eso se pueden establecer herramientas (que ya las tenemos, están diagnosticadas) para seguir apoyando el empleo de las personas con discapacidad, y tendrás un problema menos; luego te ocupas del resto del empleo.

No todas las políticas sociales se hacen con dinero ¿cuáles se podrían fomentar ahora y cómo?
La exigencia del cumplimiento del dos por ciento es una de ellas. Pero también el CERMI tiene un programa de adaptación a la Convención de la ONU, que no supone en muchas ocasiones una cifra importante de dinero.

La formación es otra de las grandes apuestas de la Fundación ONCE, ¿notan más demanda ahora que el trabajo escasea?, ¿cómo responde Fundación ONCE a esta situación?, ¿se adapta la formación a los movimientos del mercado y las necesidades de las personas con discapacidad?
Ahora es mucho más fácil encontrar a gente con discapacidad para cualquier puesto. Entre otras cosas porque hay gente que no se había planteado trabajar, pero se lo plantea ahora porque en su familia están todos en paro; todo el mundo está alarmado; en cada oferta de trabajo se presenta más gente con discapacidad que antes.

La formación es fundamental, sigue habiendo un desfase formativo porque las personas con discapacidad siguen accediendo a la formación universitaria en menor número, mucho menor. La formación es importante para equilibrar y para eso tenemos también acuerdos con empresas y formamos a personas con discapacidad para puestos más cualificados gracias a esa formación.

¿Existen también otro tipo de medidas y acciones para el empleo que esté barajando ahora la Fundación ONCE?
Como Fundación ONCE llevamos un año aprobando medidas para facilitar las justificaciones de la gente que presenta proyectos, buscando algunas entidades financieras que puedan anticipar recursos a costes muy razonables. Hemos hecho un convenio con Triodos Bank para esas entidades de la discapacidad que necesitan adelantos de dinero, hemos adoptado una batería de medidas que tratan de facilitar recursos a la gente, en estos momentos en que otras fuentes de financiación se caen. La gente está en un momento muy complicado y los recursos son los que son, pero dentro de nuestras posibilidades tratamos de que lo que hay llegue más fácilmente a quien lo solicita, siempre con las garantías de justificación. Que llegue igual de justificado, pero más fácilmente.

También tenemos un programa que queremos desarrollar, para que las personas con discapacidad tengan mejor trato por parte de proveedores, como compañías móviles, o de seguros, empresas de energías, bancos… tratar de ayudarles, de hacer una masa crítica mucho mayor, con nosotros y con ellos, y poder sentarnos delante de esos servicios en general y conseguir ahorros en costes importantes.

Creo que podemos hacer esas cosas, por un lado facilitarles que los recursos y subvenciones les lleguen más fácilmente, y por otro lado bajarles los costes de la actividad operativa. En esa línea hemos hecho mucho, pero tenemos que hacer más y vamos a hacer más.

Como Fundación ONCE también damos un aviso: podemos ayudar y podemos hacer más cosas, pero no podemos hacerlo todo. La Administración tiene una responsabilidad ineludible, lo dice la Constitución, de dar algo diferente a quien es diferente. Y eso en algunos momentos, en algunos sitios, puede estar llegando ya al límite, y ese punto de equilibrio es muy complicado. Hay muchos centros, entidades, con servicios concertados con la Administración, en las que el personal no cobra su nómina desde hace meses, y están atendiendo a gente con discapacidad; siguen trabajando sin cobrar porque tiene una voluntad inmensa y saben que la única solución es tirar de esto en espera de que se solucione, hay que echarles una mano. Porque, por ejemplo, a ellos todo el plan de apoyo a proveedores no les ha llegado en algunos casos.

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