Entrevista
Luis Cayo Pérez Bueno, presidente del CERMI
"Nuestros políticos no están a la altura del encargo de la ciudadanía"
26/09/2019
Redacción/Imágenes: Jorge Villa
Tres son las propuestas del CERMI para autoconcederse una matrícula de honor en junio: retomar la reforma constitucional, la del Código Civil, y el tema de la esterilización forzosa. Incluso sin aprobarse, “solo con la tramitación”. Pero para que sea posible tiene que haber Gobierno y Cortes, y por ello, el presidente de la entidad, Luis Cayo Pérez Bueno, reprueba la inmadurez de la situación e invita a los “administradores infieles” por su inconsciencia, a “abandonar en bloque” pues “no están a la altura del encargo”. Mientras, la sociedad civil sigue trabajando pues hay muchas cuestiones pendientes de resolver y para el sector de la discapacidad no hay tregua posible. Repasamos todas esas cuestiones en una larga hora de conversación.
No podemos obviar la situación política que atravesamos: cuatro años, cuatro elecciones, y mientras tanto, todo parado…
Sí, a efectos prácticos, todo está parado. Movilizar la agenda política de lo social y de la discapacidad ya es arduo. Incluso en tiempos de normalidad cuesta enormemente, porque desgraciadamente todavía no hemos alcanzado esa prioridad que deberían tener los asuntos sociales en la agenda política global. Pero cuando tenemos una situación de paralización política tan prolongada y, además, no existen expectativas de que se vaya a superar rápidamente, esta situación es la tormenta perfecta para no hacer nada y para mantener todo en un contexto de absoluta paralización.
En la agenda política de la discapacidad hay dos dimensiones que son dañinas: hacer mal, y no hacer. Y ahora mismo, este no hacer es muy perjudicial. Por ejemplo, con la falta de presupuestos, estamos atados de pies y manos.
Hay una inmadurez enorme, y estamos en manos de administradores infieles que no son responsables o no tienen conciencia (me refiero a los responsables políticos) de la enorme responsabilidad que adquieren cuando los votantes ponemos en sus manos nuestra voluntad. No están a la altura del encargo. Tendrían que pensarse si, en bloque, deberían abandonar las tareas políticas por incompetencia.
En esta situación, ¿hay algún grupo o confederación de la discapacidad que esté en peligro?
La lección de la agudísima crisis que vivimos de 2008 a 2017, y de la que parece que estábamos saliendo, aunque ya todos los heraldos negros están anunciando que viene otra, que no sabemos si será del mismo alcance e intensidad, supuso para las organizaciones de la discapacidad y del tercer sector una cura de salud enorme. Si había algún michelín, que creo que no, se adelgazó, y nos quedamos absolutamente en los huesos. Eso te da vitalidad para afrontar otras situaciones. No creo que ahora mismo ninguna gran organización, al menos estatal, esté en peligro de supervivencia. Hemos adquirido una gimnasia, una forma de estar, que nos permite con poco vivir.
¿Qué se podría hacer en una situación similar a ésta para que este escenario no vuelva a acontecer, y no se vuelva a una situación como la actual de bloqueo de las políticas sociales?
Se ha apuntado alguna vía de salida, como la reforma del artículo 99 de la Constitución. Para que lo que no se consiga a través del diálogo y los acuerdos por esa falta de madurez casi culpable, se adquiera por otros caminos. Pero para reformar la Constitución tiene que haber Cortes, Gobierno y voluntad de diálogo, y estamos en un círculo vicioso que lleva al bloqueo, a la paralización, a la inactividad, al no hacer. No vamos a salir de ahí. Estamos en una especie de bucle totalmente nocivo y no sé si hay alguien que pueda romper esta espiral. Desde luego, es triste.
Está la esperanza de que aprendan los políticos, pero es que ya son contumaces en no aprender. Van a septiembre después a la reválida, y al año siguiente, repiten y no aprenden. Cada curso peor.
¿Cuáles son las cuestiones más relevantes que se han quedado paralizadas por el contexto político?
Las tenemos muy acotadas. Incluso, funcionando a pleno rendimiento el Parlamento es complicado porque sabemos que no solo trabaja para la discapacidad, tiene muchas cuestiones que atender. Tenemos un hito histórico que, desgraciadamente, no pudo culminarse: la reforma constitucional, la modificación del artículo 49. No fue solo pedirlo el sector y dar una palmadita en la espalda, sino que hubo un proyecto de reforma constitucional que llegó al Consejo de Estado con un informe, que el propio Parlamento, a través de la Comisión de Discapacidad, ya debatió con bastante apoyo de los grupos que tenían presencia parlamentaria. Eso hay que reanudarlo. No podemos dejarlo ahí.
Hay un grupo más que es VOX, que cuando se debatió este proyecto de reforma constitucional no estaba. Sería la tercera reforma constitucional, pero la primera de gran calado, y tiene rostro social. Incluso puede apuntar a otra reforma constitucional que no sea solo de discapacidad, y que sería la constitucionalización de los derechos sociales como fundamentales, que actualmente en nuestra Constitución no figuran como tales, son principios rectores, instancias, exhortaciones a los poderes públicos.
La gran reforma del derecho Civil está también a punto, y sería uno de los primeros proyectos de ley que podría entrar en las nuevas cámaras. Esta sería la mayor reforma del Código Civil en la democracia. El Código Civil es una norma, para los que venimos del Derecho, como venerable, casi una reliquia, del siglo XIX, de Alonso Martínez, y se toca poco porque hay muchas resistencias ambientales dado que consideran que es una obra maestra del Derecho.
Significaría reformar decenas de artículos desde la ley hipotecaria, el código de comercio y otras muchas leyes conexas con lo civil y que también prevemos que tendrá un gran consenso, que no será dificultosa. No creo que la vayan a rechazar ni a desfigurar en el proyecto que pudiera presentarse.
Hay otro tema insistente: después de la gran reforma de la LOREG, del derecho del voto, la gran cuestión, no por número de personas, sino por el grado tan perverso de afectación del derecho que es la esterilización forzosa, la permanencia de esa posibilidad en el Código Penal y que impacta fundamentalmente en mujeres y niñas. Existe un sesgo de género evidente que, en principio, parece neutro porque se pueden acoger a ella varones y mujeres. Es otro tema que significa el cambio del artículo 156 del Código Penal, que no podemos detener más.
Y habría cuestiones infinitas, como la accesibilidad universal, donde estamos en déficit, en demora, porque el 4 de diciembre de 2017 se tenía que haber garantizado un mínimo de accesibilidad en todos los entornos, productos y servicios, y hemos visto que no; respecto a la Ley de Propiedad Horizontal, arañamos, pero no terminamos de resolver el problema y está ahí pendiente; en el tema sociosanitario, es cierto que en la anterior legislatura se mejoró la prestación ortoprotésica, que era una demanda histórica después de casi 20 años de actualización, o el tema de la Dependencia y la Autonomía Personal ahora mismo es un desierto.
Con el actual escenario, el CERMI va, como siempre, más allá y celebrará el 4 y el 5 de octubre, en el Palacio de Congresos de Valencia, la Convención ‘El futuro de lo social (lo social tiene futuro)’. El CERMI se sentará con todas sus entidades, con políticos destacados, con la sociedad civil, etc., para plantearse el futuro al margen de la política. ¿Qué esperas de esta convención?
Somos un movimiento social y, por definición, tenemos que movernos y lo que, normalmente, hace que uno se mueva es el día a día, la presión del momento, el apremio, la urgencia, y tenemos poco tiempo para pensar y esa quietud mínima necesaria para reflexionar, intentar comprender el mundo, por dónde vamos, qué parte somos de la realidad y cómo nutrir ese arsenal para hacer cosas mejores.
Al tener poco tiempo, esta convención será un oasis momentáneo de dos días, que se realizará con el apoyo inestimable de CERMI Comunidad Valenciana y de la Generalitat valenciana, que reunirá a un grupo significado de personas del mundo asociativo con responsabilidades, unas 200-250 personas, no para hablar de discapacidad, aunque tampoco la hurtaremos del debate, sino para hablar e identificar las tendencias sociales: cómo está el mundo y hacia dónde se encamina durante la próxima década.
Somos parte del mundo y también nos afecta lo que le ocurre. Si hubiera que establecer por dónde van los vectores, tendríamos que sacar el tema que hemos denominado “hacer las paces con el planeta”, lo medioambiental. ¿Eso afecta a la discapacidad? Afecta, pero lo vamos a pensar primero en términos globales.
Si hay algo en la historia en estos momentos que nos está significando es que la historia ahora, por fin, tiene rostro de mujer. Y el o la que no entienda eso, se va a quedar fuera, en una cuneta. No es una elección, los acontecimientos, el caudal va por ahí y te arrastra en el mejor sentido. De ahí que en la Convención hablaremos de los temas de Mujer, de la revolución de las mujeres, porque igual que el paso de la prehistoria a la historia, o la revolución industrial, éste es otro hito de la historia.
Hablaremos también del tema de los cuidados, vamos hacia una sociedad muy necesitada, donde hay pocas relaciones humanas, donde cada vez son más raras, y se está alumbrando una era de los cuidados, donde las personas tendrán que cuidarse las unas a las otras porque los Estados, los sistemas públicos no van a poder llegar. Pero no se trata de ver a los cuidados como una resignación o algo malo, hay que inventar una cultura o un arte de esa necesidad que las personas tenemos de ser afectuosas, de sentirnos queridas, de sentirnos protegidas, de cuidar al otro, de ser corresponsables.
Todas esas grandes cuestiones, y muchas más, las hemos planteado en conversatorios, conversaciones entre alguien muy notable desde el mundo de fuera de la discapacidad con alguien de dentro para que de ahí surja una fluidez, un diálogo constructivo, y después, el mundo de la discapacidad tome nota de esos conversatorios e intente aplicarlo a su realidad más inmediata de las personas con discapacidad y sus familias, de modo que todas las personas reunidas allí nos llevemos enseñanzas, invitaciones, elementos que nos ayuden a pensar y a tener un arsenal renovado para cuando volvamos a nuestras organizaciones, territorios, provincias o ciudades, empapados del mundo, de los caminos que está siguiendo éste, para que seamos capaces de ser más eficaces y de orientar mejor nuestra acción.
Esa es la intención. Pero también la convención ‘El futuro de lo social (lo social tiene futuro)’ tiene vocación de renovación doctrinal, de renovación de pensamiento.
¿Crees que la visibilidad de la discapacidad va calando? ¿La sociedad se va dando cuenta de la trascendencia que tiene este grupo, de su cercanía dado que es el diez por ciento de la población?
Diciéndolo aquí en Servimedia, y aprovecho para felicitaros por vuestro 30º aniversario, puede parecer autosuficiente o autocomplaciente, pero sí. Si comparamos, con la historia que tenemos de activismo, de movimiento asociativo, la situación es mucho mejor que hace 25-30 años. Y Servimedia ha aportado mucho a esa mejora global.
Es evidente que estamos más presentes, pero también porque las personas con discapacidad están más presentes en el empleo, en la educación, en el día a día, en las calles… Una vez conquistadas las aceras, la vía pública, justo porque estamos presentes, ahora nos estamos peleando porque vienen otros elementos invasores como los patinetes.
Pero es verdad que estamos ya en el teatro del mundo, la vida en sociedad, que tenemos una posición no de actor protagónico, no somos el actor principal, está claro, pero tampoco somos ya una comparsa, un figurante que sale en la obra en un coro indistinto. La vamos conquistando y, sobre todo, son pasos irreversibles, lo que vamos ganando de presencia no se pierde. Ahí soy optimista, sobre todo porque gracias a las personas con discapacidad que se asumen, que no se avergüenzan, que se consideran valiosas, aunque todavía existan muchos problemas porque la hostilidad ambiental es muy grande. Creyendo en tu valor, que es un papel fundamental, terminas irradiándolo fuera.
Cuando echas la vista atrás, Luis, no sé si estás en la mitad de tu carrera, en la cuarta parte, ¿crees que todavía tienes mucho por aportar?
No quiero personalizarlo porque es muy difícil para uno separarse del entorno. Hacer afirmaciones de vanagloria en el mundo de la discapacidad es peligroso porque todavía hay tanta necesidad no cubierta, hay tanta exclusión, hay tanta discriminación, que puede sonar hasta obsceno a las personas que lo estén sufriendo.
Pero lo lúgubre, lo negativo que durante tanto tiempo ha acompañado a las personas con discapacidad porque ha sido lo que la sociedad, la comunidad ha reflejado sobre ella: “no valéis, estáis aparte, os tratamos simplemente por caridad o beneficencia” ha hecho mucho daño. Estamos en un proceso de emancipación social, y ya no en los albores, sino en la madurez, y eso es valiosísimo. No seré el responsable, ni mucho menos, pero participar con tantos otros y tantas otras en que un grupo social que desde las primeras eras de la historia (lo hicieron grandes civilizaciones como la griega o romana) ha sido exterminado… ¡Es que venimos de eso! Y hasta hace muy poco, no había consciencia de que las personas con discapacidad tuviéramos valor.
Y que estemos en eso, y que hayamos puesto un punto de inflexión para no resolverlo, pero al menos sí canalizarlo, vitalmente es muy enriquecedor. Me quiero quedar con eso. Es verdad que no hemos resuelto todos los problemas, pero también las personas sin discapacidad no los tienen resueltos.
Más allá de los temas paralizados por la falta actual de Gobierno, ¿cómo está el tema de la ILP de la Dependencia?
La ILP es de 2015, son cuatro años de postergación, afinaría: de procastinación, de dejar las cosas, aplazarlas indefinidamente. Está viva, como no se han debatido las disoluciones sucesivas de las Cortes no le afectan. Las ILP se mantienen hasta que no sean debatidas, aprobadas o rechazadas.
Hemos ido hasta dos veces a presentarla a las Cortes y el nuevo Parlamento tendrá que abordarla en algún momento. No ha muerto, pero no se ha entrado en ella, y es una burla enorme, tal y como se lo hemos dicho a los parlamentarios, incluso muchos de los que están ahora la firmaron, hasta en el Gobierno. Es una estafa a 750.000 personas que firmaron la primera ILP de contenido estrictamente social, de servicios sociales. Es una pena, son dos artículos, no es una ley complejísima como la del Código Civil que podría haberse resuelto en cinco meses en el Congreso, y dos en el Senado. Pero no hay voluntad, o siempre hay otros temas más accesorios, pero que brillan. Volveremos a insistir para retomarla.
En el fondo, como esto implica más gasto, ya que se recaudará menos porque a la gente en situación de dependencia se le cobrará menos en el copago, no hay una prisa para que haya menos ingresos para el Estado o que las CCAA tengan que retratarse y poner más dinero en el sistema. Entre unas cosas y otras, la ILP se queda permanentemente relegada. Pero viva está.
En derecho hay una cosa que se llama fraude de ley, que pareciendo que se cumple la ley, hay una voluntad de burlarse de ella, de no cumplirla. Y eso está penado, al menos moralmente. Y aquí puede haber un fraude de ley. El Parlamento, a través de enmiendas, tiene el poder de desactivarla, de dejarla en nada. Pero que lo hagan, no que nos dejen en un corredor de la muerte en el que no sabemos cuándo llegará nuestro día, ni tampoco si nos liberan.
Nuestro país sigue careciendo de una “ley general de no discriminación e igualdad de trato”, transversal, que elimine todo tipo de discriminación y, sobre todo, la interseccional, esa discriminación que afecta al menos por doble partida a una misma persona por su diversidad, y que, como decís: “Es el verdadero núcleo duro de la exclusión y el trato desigual”. Aquí se encuentran todas las mujeres y niñas con discapacidad. ¿Qué mínimos debería contener esta ley y cómo seguiréis incidiendo políticamente desde el CERMI para que se consiga aprobar en España lo antes posible?
Sobre esta ley también pesa una cierta maldición porque tenía que haber salido en 2008, después en 2011, y estamos en 2019. Es triste. Una ley genérica transversal de no discriminación, no es solo para la discapacidad, es para todos los grupos que están en situación de potencial exclusión o de sufrir discriminación. Las personas con discapacidad ya tenemos nuestro marco de no discriminación, que es muy mejorable, pero es necesario uno global. No basta que yo esté protegido si los mayores, por razones religiosas, de raza, de etnia, de orientación sexual… sufren una discriminación múltiple o intereseccional.
Y además porque las personas con discapacidad no son solo personas con discapacidad, son mujeres, viven en el medio rural, pueden ser LGTBI, gitanos, inmigrantes, etc., y ahí es cuando se produce ese núcleo duro de la multiexclusión. Para esos casos de exclusión por varias razones agregadas no tenemos una buena legislación, esa gente está desamparada absolutamente.
Que haya un reconocimiento legal, que estén más protegidos contra la vulneración de sus derechos, que haya organismos administrativos, estructuras activas en la promoción de sus derechos, en la pedagogía, en el seguimiento, en el conocimiento, en la propia autodefensa, habilidades para defenderse por sí mismos sin tener que esperar siempre a la defensa ajena… Eso tiene que estar en un marco legal exigente, dotado, y que modifique, por ejemplo, los delitos de odio en el Código Penal, que cree fiscalías especializadas, jueces que tengan un conocimiento muy, muy directo y específico de la materia, y todo eso tiene que pasar por una ley que está todavía pendiente. Es más necesaria que nunca esa ley. Aunque no es una ley solo nuestra, desde la discapacidad sí que vamos a hacer todo lo posible para que se apruebe.
Has hablado de tendencias sociales. La Agenda 2030 agrupa de alguna manera todas esas tendencias, ¿qué espera el CERMI de esta Agenda 2030 y qué papel quiere representar en la misma?
La Agenda 2030 es un acuerdo mundial, no es una norma imperativa ni algo que establezca derechos subjetivos que se puedan exigir, pero la política también se hace por acuerdos y por horizontes. Lo mejor que nos ha dado la Agenda es una mirada holística del mundo, que nada está desligado de otra cosa, que no hay solo parcelas, sino que hay una totalidad y que debe ser abordada en la globalidad. Y después también nos dice que no podemos fiarnos o confiar solo en que los gobiernos nos van a sacar del atolladero, me parece que ya es iluso pensar en las fuerzas del mundo, los poderes, los estados, los gobiernos, que cada vez tienen menos fuerza efectiva.
Hay muchos otros vectores de energía, de vigor, multinacionales, tendencias, redes, incluso gente, operadores sin nombre que tienen más influencia que los gobiernos y los estados, y eso también nos dice que la ciudadanía tiene mucho que hacer, en la preservación del planeta, en la igualdad efectiva, en la microigualdad, en nuestras relaciones personales, en cómo educamos, en cómo nos comportamos en nuestro entorno inmediato o en cómo influimos para que mejoren las políticas o la vida social. Ahí hay mucho que hacer, y creo que eso también nos ha empoderado. Los ODS apelan a los gobiernos, pero también a la ciudadanía, a título individual y organizadamente, nos abre un campo enorme de trabajo.
Como CERMI hemos hecho una tarea con las dos grandes cuestiones internacionales que tenemos, la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad y los ODS, y hemos tratado de hacer una relectura cruzada entre ambos cuerpos, uno normativo, otro más estratégico/programático para que mutuamente se refuercen.
Al hilo, criticamos a España porque incumple sus compromisos internacionales cuando este cumplimiento, lo decís así, “depende directamente de la voluntad política de los gobiernos en la defensa de políticas públicas por ser éstas garantes de los derechos humanos”. Por la campaña que estáis realizando actualmente, ¿cómo es la Europa que queremos, presidente?
Con Europa tenemos una relación ambivalente, este es un término de psicoanálisis o de psicología, que es positiva y negativa. Desde luego en el movimiento de la discapacidad somos europeístas, no somos euroescépticos, somos euroconvencidos, pero no de esta Europa un poco debilitada, degradada que nos estamos encontrando en los últimos años.
En Europa hay muchas posibilidades de avance para las personas con discapacidad, enormes. Quiero recordar que el que tengamos ahora autobuses urbanos accesibles, de piso bajo, fue una norma europea. Si Europa se cree a sí misma, si se convence de las posibilidades que tiene, si deja de ser solo mezquina o de estar atenta a las grandes preocupaciones de unos pocos y se orienta a las grandes preocupaciones de unos muchos, puede hacer muchas cosas por las personas con discapacidad.
Ahora mismo, la mayor cantidad de dinero público que hay en el mundo dedicado a políticas son los fondos estructurales, nadie dedica tanto dinero. ¿Cómo se gastan esos fondos? ¿A qué se aplican? ¿Qué destino tienen? Si ahí se metiera la accesibilidad, la migración hacia estructuras inclusivas en la escuela, la desinstitucionalización de personas con discapacidad, que sería solo una parte muy marginal de ese monto; si se le diera el dinero al país, y el país tuviera que poner otro tanto de sus propios fondos, podríamos organizar una movilización enorme y llegar a 2030 con los deberes hechos en muchos aspectos, que no hubiera barreras insoportables como todavía las hay en muchos países de Europa, que tuviéramos transporte accesible, tecnologías en un nivel de accesibilidad aceptable, y que tuviéramos desarrollo regional, y mucho más empleo y de mayor calidad. Todo eso es posible con Europa si se orienta bien, pero se oye poco lo social y el gran déficit de Europa, ahora mismo, es que no se mira en el espejo de lo social. Hay que hacer que se mire.
Para el curso que empieza, ¿cuáles serían las dos materias que quiere lograr el CERMI en los exámenes finales?, cuestiones posibles y factibles.
Hay un presupuesto previo y es que haya Gobierno y Cortes, y si en junio no están aprobados, pero están ya en tramitación avanzada, haber retomado la reforma constitucional y la del Código Civil e incluso el tema de la esterilización. Sería matrícula. Aunque no estuvieran aprobadas ni publicadas en el BOE, pero sí tramitándose. Con esto consideraría que hemos dado pasos de enorme alcance y enorme dimensión en nuestra agenda política.
Y proyectándonos a los años venideros, apelando a esa reforma doctrinal que mencionabas de nuestro movimiento asociativo. ¿Cuáles serán las “nuevas hazañas” que acometerá el CERMI?
Hay una que es la reinvención o recreación del movimiento asociativo, que tiene problemas de sostenibilidad graves. La salida no es solo asegurarnos una cierta 'pax' romana respecto a la solvencia en los próximos años, sino convertirnos en un agente atractivo, inventar nuevas formas de militancia para las personas con discapacidad.
La inclusión, el que las personas con discapacidad puedan ejercer sus derechos, con problemas siempre y dificultades, lleva a no considerar a la militancia y al movimiento asociativo, porque si uno está incluido no tiene por qué relacionarse con otras personas con discapacidad. En ese éxito global hay un principio de muerte para la militancia, y por eso las organizaciones tenemos un problema de convertirnos o no en organizaciones profesionales, que dan servicios y pueden ser eficientes, pero no tienen un sentido de pertenencia a un colectivo, de gente unida que tiene una misma situación y quiere cambiarla. Por tanto, tenemos que reeditarnos, recrearnos y establecer nuevas relaciones con esa base social, que ahora mismo si se acuerda del movimiento de la discapacidad organizado es porque espera un servicio o un apoyo, pero no piensa qué puede aportar o qué puede hacer por otras personas con discapacidad que vienen detrás de mí.
Si yo soy un caso de éxito de inclusión social, a lo mejor lo soy porque antes otros, otras, lo hicieron por mí. Si ahora tengo transporte accesible es porque en los años 60, 70, 80 mucha gente luchó por el transporte accesible. No es tanto qué me puede dar el movimiento asociativo a mí, sino qué puedo hacer yo a través del movimiento asociativo por otros a los que no conozco.
Pedimos responsabilidad social a las empresas, ¿y la responsabilidad personal? ¿Y la persona con discapacidad que ha tenido éxito, que tiene trabajo, familia y lleva una vida bastante digna? ¿Puede pensar en otras personas con discapacidad?
¿Qué esperáis del nuevo Gobierno en temas de educación inclusiva?
La educación inclusiva ya no es un horizonte, es una realidad que vendrá, que es ineludible. Recuerdo que en las observaciones del Comité, del segundo examen de España en Ginebra por el seguimiento de la Convención de la ONU, en marzo, daba a España un año en dos temas: educación inclusiva y esterilización. Al año, en marzo del año que viene, la ONU preguntará al Estado español qué ha hecho para avanzar en esos objetivos. Si no hay Gobierno y no hay Cortes, no se pondrá avanzar, no habrá ley educativa ni reforma del código penal, pero en educación inclusiva estamos más allá del debate, es cuándo y cómo se hace, pero no tiene vuelta atrás, aunque haya resistencias o incomprensiones.
Tendremos que ser más pedagógicos y atraer a más gente, quizá no se hayan dado las explicaciones necesarias y sabiendo desde luego que desde el CERMI no se va a hacer nada para perjudicar a nadie. En España tenemos el ejemplo de la ONCE, que ha obtenido la plena inclusión educativa, es un caso de éxito, y nadie llora por las esquinas ni se queja.