Ramón entró en el Ejército con 16 años y pocos más tarde, cumplidos los 24, sufrió serias lesiones por un salto nocturno en paracaídas. Tras unos años de trabajo en las Fuerzas Armadas, en 1982, con 38 años, debido a un empeoramiento en sus lesiones pasó al Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria. Mutilados entonces, militares con discapacidad ahora. La mayoría de ellos pertenecen a otro tiempo, cuando el servicio militar obligatorio reclutaba a chavales del campo con un conocimiento justo para leer y escribir. Ramón pide para ellos un simple reconocimiento, un derecho que perdieron cuando trabajaban, cuando adquirieron una discapacidad en el desarrollo de su trabajo en el Ejército.  Ahora, el nuevo texto de la Ley de la Carrera Militar no termina de reconocer esos méritos que reclaman desde hace 25 años, una cuestión de honor.

 

¿Cómo llega a la presidencia de Acime?

 

Andrés anunció su deseo de cesar como presidente y teníamos dos opciones, elegir un presidente entre los miembros de la junta o acudir a elecciones generales. Valoré que las elecciones suponen un gasto considerable y otras circunstancias y me comprometí con la junta para asumir la presidencia hasta que termine la legislatura, en dos años. Hace falta alguien más joven para continuar la labor. 

 

En esos dos años, ¿una de sus tareas será buscar a esa persona que pueda asumir la presidencia de Acime?

 

Sí, una de mis ideas es encontrar en dos años a una persona que lo asuma. El trabajo de la asociación no es problema, ya hay un equipo que sabe cómo funciona y se encarga de todo, pero hay que preparar a una persona para las otras labores de presidencia. 

 

Ha llegado a la presidencia en un momento importante, pues acaba de aprobarse la reforma de la Ley de la Carrera Militar, ¿cómo valora Acime los cambios introducidos?

 

Lo que más valoro personalmente son los ascensos honoríficos. En el Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria, del cual procedemos casi todos los asociados, según la ley y el real-decreto que la desarrollaba, al pasar a la situación de retirado o cumplir los 65 años, la clase de tropa adquiría el ascenso honorífico a sargento. Esa ha sido nuestra principal batalla durante estos 25 años y a pesar de que no supone coste ninguno se nos deniega. Con esta ley creemos que se va a corregir, aunque hasta cierto punto, porque las categorías actuales no son las mismas que cuando pasamos a la situación de retirados. No sabemos si conseguirán el grado de sargento honorífico o se seguirán quedando como clase de tropa. O sea, la clase de tropa ascenderá pero no con las mismas condiciones de entonces, sino con las actuales, con lo cual ninguno ascenderá a sargento honorífico, que era lo que recogía la ley anterior. 

 

Llevamos 25 años luchando con muchos puntos de la ley, sobre todo el tema de los ascensos. Es la satisfacción profesional, el derecho a un reconocimiento. Es muy importante que te reconozcan tus derechos. No tiene sentido que tus propios compañeros, en Defensa, estén continuamente desestimando esto. 

 

¿Es solo una cuestión de honor?

 

Sí, no supone ningún aumento monetario o de pensiones, el único coste que acarrea es la publicación en el boletín. Es solo cuestión de honor. La Ley deja una puerta abierta y es que deja a disposición del ministro de Defensa el conceder dichos ascensos. Con lo cual puede haber distintas interpretaciones. Eso es discriminatorio y nos llevaría de nuevo a plantear recursos contenciosos, ¡con el coste que tiene ahora!

 

Ojala me equivoque y se conceda a todo el mundo el ascenso que solicita. En cuanto se publique la ley, que es en estos días, ya se pueden presentar esas solicitudes. 

 

¿Cuántas personas con discapacidad están pendientes de solicitar ese ascenso?

 

Unas 2.000 personas, según nuestras cuentas. De ellos, la mayoría, unos 1.500, serían de la clase de tropa. Se formarán tribunales para valorar si son merecedores de ese ascenso y ahí queda esa puerta abierta: “de manera automática serán promovidos al empleo de sargento honorífico, superior al que tienen, salvo propuesta motivada al contrario por parte del ministerio de Defensa”. No hay más remedio que estar vigilantes.

 

¿Qué otros aspectos preocupan o interesan a Acime en la nueva redacción de la ley?

 

Nosotros aportamos una serie de propuestas, la mayoría de ellas las conseguimos, excepto la creación de un Cuerpo Honorífico de Discapacidad Militar, que supliría a lo que era el cuerpo de mutilados. Eso desde un principio se nos dijo que no, pero no vamos a cejar en el empeño, porque creemos que tenemos que estar dentro del Ministerio de Defensa, no fuera. Ahora con el Plan Integral de Apoyo a la Discapacidad en las Fuerzas Armadas tenemos una puerta muy grande para colaborar con Defensa.

 

Defensa ha publicado recientemente ese Plan Integral de Apoyo a la Discapacidad en las Fuerzas Armadas, cuyo objetivo central es, según el propio ministerio: el apoyo a la situación de discapacidad y promover los derechos de las personas con discapacidad dentro de en las Fuerzas Armadas. ¿ACIME valora positivamente esta medida ?

 

Claro, ahí se abre una posibilidad muy grande de estar con ellos y trabajar con ellos y que nuestros problemas se vayan corrigiendo desde ese ámbito. La comunicación será ahora más directa, fluida y beneficiosa para ambos. Este plan está ahora en desarrollo y trabajan para ponerlo en marcha.

 

¿Han contado con Acime para la elaboración del plan o para contribuir de alguna manera al mismo?

 

Hemos contactado con ellos pero están en la fase de desarrollo y en cuanto esté terminada nos llamarán y haremos un programa para trabajar juntos. Nosotros tenemos que detectar las reclamaciones de nuestro sector y hemos hecho hace poco una encuesta entre nuestro personal para valorar sus situaciones familiares, personales, monetarias. Y es que en esta época de crisis, tenemos personas con más de 90 años que tienen ahora a su cargo a sus hijos, nietos, hipotecas de los hijos… en nuestro plan de voluntariado, uno de los proyectos que tenemos en mente es la realización de visitas a estas personas para ver qué necesitan y darles al menos apoyo moral porque nosotros no contamos con otro tipo de recursos económicos. Pero al menos que alguien de la asociación les visite, les de ánimo y les estimulen.

 

Aun no tenemos los resultados de la encuesta pero cuando estén todos, habrá que valorarlos y sacar conclusiones, de cara también al trabajo que afrontaremos con el ministerio gracias al Plan Integral de Apoyo a la Discapacidad.

 

¿Qué otras tareas afronta en estos dos años que tiene por delante hasta que encuentre a su delfín?

 

Las líneas a seguir son las que marcó Andres, que no se ha ido, continúa con nosotros y seguirá involucrado en todo lo que hagamos en Acime. Por otro lado, nos queda preparar el V Seminario Internacional sobre Discapacidad Militar. El año pasado se celebró en Granada y fue un rotundo éxito. Queremos celebrarlo en Madrid, porque es donde están nuestros apoyos, los mandos militares, personalidades, etc. 

 

¿Cuál es el objetivo de los seminarios?

 

Darnos a conocer sobre todo a la sociedad y que conozcan nuestra problemática. Hasta no hace mucho tiempo había un gran desconocimiento en torno a los militares con discapacidad y luego, con las denominaciones que teníamos de “caballeros mutilados”… sonaba aquello un poco novelesco. Poco a poco se ha corregido, Andrés le ha dado un impulso muy grande y hemos avanzado mucho dentro del mundo de la discapacidad y nos hemos integrado en el CERMI.

 

¿Qué importancia tienen las alianzas, en este caso con el sector de la discapacidad?

 

Mucha. La primera entidad que se integró en el CERMI fue Acime nacional, pero desde Murcia consideramos también que era muy importante y nos integramos en CERMI Región de Murcia. Es muy importante estar dentro del mundo de la discapacidad y de hecho muchas de nuestras reclamaciones se han conseguido con el apoyo del CERMI. Es una de las cosas más positivas que hemos hecho. 

 

¿Quiénes componen Acime?

 

Somos unos 2.600 asociados  y casi todos del Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria. Ahora se está integrando gente que adquiere discapacidad en las misiones y en las unidades, pero no terminamos de captar bastantes porque no tenemos la documentación necesaria para contactar con toda esta gente que viene, por ejemplo, de Afganistán con una lesión. Hemos conseguido que nos permitan depositar publicidad de Acime en las delegaciones de Defensa y en las oficinas del Isfas (Instituto Social de las Fuerzas Armadas) y estamos ahora elaborando unos trípticos informativos. 

 

¿Qué aspiraciones tienen estos jóvenes que van llegando a la asociación?

 

Tenemos algunas personas muy jóvenes con discapacidad, dos de ellas son mujeres y tienen unas inquietudes tremendas. Una de ellas, que no tiene siquiera 30 años, va a dejar su trabajo en Canarias y se va a venir a Madrid para trabajar con Acime, porque quiere estar con su gente, con gente como ella. Ellos son el relevo. En Murcia, también tenemos a otra mujer con discapacidad con muchas ganas de trabajar y muy motivada.