El colectivo de la discapacidad debe sentirse orgulloso de haber conseguido, tras no pocos años de "propuestas, incidencias políticas y presión social", que las Cortes Generales de este país aprobaran, la Ley Orgánica de modificación de la Ley del Régimen Electoral General (LOREG) que permite a todas las personas con discapacidad, sin exclusiones, ejercer su derecho al voto en cualquier proceso electoral. Debemos recordar que en La Rioja, 1.000 ciudadanos -en España la cifra se elevaba a los 100.000- estaban privados del derecho de sufragio o a ser elegidos, debido a que tienen algún tipo de discapacidad intelectual, enfermedad mental o deterioro cognitivo. 

 

Pero además el año 2018 se cierra con otra vieja reivindicación cumplida, por lo menos en un primer paso, como es el conseguir desterrar definitivamente un término tan obsoleto como “disminuido” que aparece, ni más ni menos, que en nuestra Constitución Española. Su artículo 49 se fija en la obligación que tienen los poderes públicos de realizar “una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos”. El Gobierno español ha aprobado el anteproyecto de reforma de ese artículo para sustituir esa palabra por “personas con discapacidad”, al tiempo de dotar de mayor protección a este colectivo. Los cambios, impulsados por la comisión para las políticas integrales de la discapacidad del Congreso de los Diputado, son fruto de la lucha del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi).

 

El mismo organismo que fijó fechas de concentraciones y mandó escritos, a quien correspondía, para protestar contra el peligro que supone la proliferación anárquica de patinetes y otros elementos de movilidad en las ciudades para las personas con discapacidad, mayores e infancia, es decir, para los peatones más vulnerables. Un tema que va a servir para reforzar la toma de conciencia y sensibilización social sobre un problema grave en auge, que compromete el derecho a la deambulación libre, segura y cómoda de los peatones vulnerables en las aceras de nuestras ciudades.

 

Y es que, más a menudo de lo que parece, nos olvidamos de la Declaración de los Derechos Humanos, fechada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 -ahora hace 70 años-, que recoge el derecho a la integridad física de los viandantes, y la libertad de movimiento, que también está consagrado en la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. 

 

Como también parece que este país se ha olvidado de la accesibilidad universal, confirmada en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, en diciembre de 2006 (artículo 9, accesibilidad universal; artículo 20, movilidad personal y 21, acceso a la información), firmada y ratificada por España, que posteriormente, y debido a un cambio legal operado en 2011, redujo su tiempo de consecución al 4 de diciembre de 2017, del que a su vez ha pasado ya más de un año y las obligaciones, desgraciadamente, siguen sin cumplirse, lo que hace que muchas personas con discapacidad no puedan todavía acceder con normalidad a productos, bienes y servicios tan necesarios.

 

Las violaciones más insistentes e insidiosas de los derechos humanos de las mujeres y hombres con discapacidad, las discriminaciones y exclusiones más generalizadas que sufren con mayor intensidad tienen que ver con la inexistencia o con las carencias de accesibilidad universal, que constituyen obstáculos muchas veces insalvables para llevar una vida independiente libremente decidida, y alcanzar una completa inclusión en la comunidad.  

 

Finalmente en esta Comunidad tenemos más retos por conseguir. En el plano del municipalismo, la elaboración del V Plan municipal de integración de personas con discapacidad 2019-2022 y en el regional, entre otros, el de la figura del asistente personal y otros sistemas públicos de protección social, para los que seguimos solicitando apoyos.

 

No obstante desde CERMI La Rioja vamos a seguir trabajando por la inclusión y la normalización, palabras que deberían estar de moda por todo lo que significan para el colectivo de la discapacidad.