Fue en el año 1995, cuando nuestra pequeña asociación contaba con apenas 3 años de vida. Es verdad que con un ímpetu propio de la juventud, que, a pesar de nuestras sillas de ruedas, teníamos fuerza y ganas para cambiar el mundo y no resignarnos a los cojines de la comodidad que la sociedad de entonces tenía previsto para los “inválidos” que en aquellos lejanos días éramos. Pero la misma mocedad que nos daba esa vigorosidad nos daba también la inexperiencia tanto en el mundo asociativo como en el de la gestión.

 

Y en ese contexto convulso por las propias inseguridades de nuestras discapacidades,  y una ciudadanía todavía aletargada con nuestro discurso, en el que nadie entendía ni a nadie  le importaba apareciste tú como el padre adoptivo que abre sus brazos a los hijos huérfanos y sin rumbo hacia no  se sabe muy bien donde ni a qué velocidad. 

 

Perdóname una vez más por llamarte “Padre adoptivo”. Porque ese fue precisamente tu gran mérito. En pocos años pasaste a ser uno de los nuestros. Sangre de la misma sangre. No llevabas la silla de ruedas debajo del culo como nosotros. Pero siempre la llevabas en la cabeza. Eres uno de los nuestros. Lo seguirás siendo.

 

Habíamos conseguido un proyecto del Fondo Social Europeo de tal envergadura, que nos daba miedo incluso solo mencionarlo. Podría suponer el lanzamiento definitivo de nuestra asociación o por el contrario, y siempre por la falta de experiencia, que terminara por enterrarla. Me hablaron de un gran tipo, que había gestionado  el proyecto Horizon del Ministerio de Educación. Y contactamos contigo. Es verdad que en la primera entrevista no te convencimos. No viste las cosas claras. Y eso que tenías una vista de lince. Ibas siempre por delante. Así pues pusimos orden en nuestras cosas (que siempre hace falta) y te volvimos a llamar. Lo que pasó a partir de entonces ya lo conocen todas las personas que hemos “mamado” la asociación. 

 

A cada uno lo suyo, y nuestra querida Aspaym se convirtió en pocos años en la entidad que mejor gestionó el proyecto de empleo y formación de personas con discapacidad de todo el país. Así lo reconocía la UAFSE (Unidad Administradora del Fondo Social Europeo) dejando atrás a entidades, hospitales, fundaciones, etc. infinitamente más grandes y mejor gestionadas que la nuestra. Pero nos ganamos el respeto de todos. Asociaciones, administraciones y sociedad. Y eso tiene un protagonista principal al que todos seguíamos de cerca: Julio Herrero.

 

Es cierto que discutimos muchas veces. Hasta el punto de estar meses sin hablarnos. Culpa de mis Tremiñadas o culpa de tu ramalazo de izquierdas. Pero al final nos unía nuestro amor y entrega a Aspaym. 

 

Dejas una gran asociación. Pocas están tan bien gestionadas, y con un gran equipo de profesionales. Personas que te quieren y que te respetan. Te has ganado la complicidad de todos con tu sonrisa y tu perseverancia.  Dejas un vacío tremendo. Pero seguiremos trabajando. Porque se lo debemos a las personas con discapacidad de nuestra asociación. Y porque se lo debemos a tu memoria.