
"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
Tejiendo alianzas entre discapacidad y mayores
Por Álvaro García Bilbao, presidente de la Comisión de Trabajo de Personas con Discapacidad Mayores del CERMI
23/09/2022
Este sector, las personas con discapacidad mayores de 65 años que representan el 59,9% (2,63 millones) de las personas con discapacidad según la reciente encuesta EDAD 2020, tendrá la oportunidad de recibir y beneficiarse de lo mejor de ambos grupos “tejiendo alianzas entre discapacidad y mayores”, por el hecho de confluir y colaborar en unas alianzas facilitadoras de nuevas políticas que mejoren, actualicen y ajusten a derecho sus necesidades y objetivos, propiciando que sean las propias personas mayores las que tomen las riendas del proceso al permitir escuchar, en primera persona, a los propios protagonistas sobre las realidades que viven y lo que demandan.
Discapacidad y envejecimiento son procesos naturales y transversales, que se inscriben e influyen en todas las áreas de la vida como lo son las actividades básicas o instrumentales de la vida diaria, sanidad, ocio, formación, gestiones oficiales, compras, etc. y necesitados de nuevos paradigmas tanto vivenciales como asistenciales más acordes a una realidad, la actual, con un creciente apoyo en un modelo de derechos humanos.
La dureza ejercida sobre las personas mayores durante una pandemia sin precedentes, pero de una violencia no exclusiva en nuestro devenir histórico – no hace falta más que acudir al excelente libro titulado “La vejez” escrito por Simone de Beauvoir en los años setenta del siglo pasado –, confirma que se hace perentorio tejer nuevas alianzas que acojan, protejan y restituyan los derechos de las personas mayores.
Se comienza a dar pasos en ese esperanzador y renovado tejer, vocablo tan cercano, por otra parte, al hecho de establecer puentes entre seres humanos. El CERMI lo hizo hace varios años creando la “comisión de personas con discapacidad mayores” como consecuencia lógica de un largo trabajo en la dignificación de las personas con discapacidad que precisaba de acercarse y trabajar con y por aquellas personas con discapacidad que, consecuencia de hacerse mayores gracias a los avances sanitarios muchos de ellos fruto de la lucha del sector, han permitido que estos ciudadanos engrosen las filas de la denominada tercera edad.
La Plataforma de Mayores y Pensionistas, de la que el CERMI forma parte desde su fundación, resulta otro prometedor fruto de ese tejer alianzas en el crucial momento que las organizaciones de personas mayores confluyen en una unidad de acción y de trabajo conjunta que los hace más visibles y acordes a las necesidades de la historia actual, tan proclive a las grandes formaciones de grupos humanos con intereses comunes.
Las alianzas entre discapacidad y mayores permiten aplicar los principios de la Agenda 2030 y potenciar sus elementos más transformadores, entre ellos combatir la desigualdad, cualquier forma de discriminación y la defensa de los derechos humanos, al tiempo que refuerzan las capacidades de las organizaciones civiles, en este caso primordialmente de personas con discapacidad y mayores, que así serán capaces de impulsar acciones más coordinadas y efectivas para combatir esas desigualdades y vulneración de derechos manifestados en muchas ocasiones de forma grosera y escandalosa.
La transición hacia una economía digital obliga a reconocer una nueva realidad caracterizada por unos cambios sociales más rápidos y muy influidos por las tecnologías emergentes, que conllevan la necesidad de una mayor flexibilidad por parte de las organizaciones de discapacidad y mayores, junto a la exigencia conjunta, pactada y dirigida a los poderes públicos acerca de la imprescindible necesidad de unas normas presupuestarias diferentes y ambiciosas que permitan su consecución; aquí las alianzas pueden desempeñar de nuevo, un papel relevante.
Tejer alianzas entre discapacidad y mayores permitirá trazar de forma coordinada el curso de sus actuaciones con una mayor capacidad y libertad de incidencia social, política y económica. Permitirá un control eficiente de los avances que se planteen con mayor implicación de las organizaciones de discapacidad y mayores, facilitará el hacer que los derechos sean universales y un valor de todos, en particular con las desigualdades y la violencia que sufren las mujeres, todo lo cual implicará la necesidad de acuerdos sobre cuáles son los temas estratégicos y una mayor responsabilidad en cuanto al cumplimiento de lo que se haya acordado.
Cotidianamente escuchamos términos, algunos de ellos incluso desconocidos por novedosos, pero que están pasando a formar parte y configurando la realidad que, a corto y medio plazo, nos tocará dar respuesta como personas con discapacidad o simplemente mayores. Así la gentrificación (desplazamiento obligado de vecinos mayores), inteligencia artificial, algoritmos sociales (software que recoge la diversidad humana sin sesgos ni exclusiones), tratamientos CAR-T (rediseño de glóbulos blancos mediante ingeniería genética para multiplicar su capacidad de aniquilar), epigenética (influencias ambientales en la expresión de los genes), metaverso o el Internet de las cosas entre otros, promoverán nuevos intereses y valores, garantizarán unos mejores estándares de vida, definirán proyectos estratégicos importantes de interés común europeo que precisarán una estrategia de colaboración más amplia entre países, un replanteamiento de la agenda política de las diferentes organizaciones sociales, incluidas las de personas mayores y forjar nuevos foros de debate, en todo lo cual las alianzas tejidas entre discapacidad y mayores supondrán una necesidad vital para combatir la desigualdad, cualquier forma de discriminación o exclusión y la defensa de los derechos humanos tanto de las personas con discapacidad mayores como de las personas mayores en general.
Desde el CERMI se trabaja y se trabajará claramente por el establecimiento de unas alianzas entre discapacidad y mayores que supongan avances adecuados a una visión de la discapacidad y la edad como una cuestión de derechos universales, perfectamente asumibles y base necesaria para un nuevo paradigma de convivencia humana.